El majestuoso salón de eventos de la familia Mancini estaba decorado con candelabros relucientes, cortinas de terciopelo y flores dispuestas con precisión artística. El baile benéfico anual era un evento imperdible entre la alta sociedad. No asistir era un desaire social, y Bianca sabía que su ausencia no sería tolerada. Su madre la había presionado con más fuerza de lo habitual.
—Debes estar impecable esta noche —le había dicho esa mañana mientras ajustaba el dobladillo de su vestido—. Stefano estará allí, y es una oportunidad para mostrarle que aún formas parte de este mundo.
Bianca apretó los dientes ante la mención de Stefano, pero decidió no discutir. Las semanas recientes habían sido un torbellino de emociones y conflictos, y aunque no quería volver a ese entorno, sabía que su presencia era inevitable.
Cuando llegó al evento, Bianca llevaba un elegante vestido negro con detalles dorados que realzaban su figura, acompañado de una máscara veneciana que ocultaba parcialmente su ros