La tensión en el aire era casi palpable mientras Luca reunía a sus hombres en un almacén abandonado en las afueras de la ciudad. Era un lugar seguro, o al menos lo había sido en el pasado. La amenaza creciente y la traición que acechaba en su círculo lo obligaron a extremar precauciones. La reunión era crucial: debían organizar un contraataque que no solo recuperara el control, sino que enviara un mensaje claro a sus enemigos.
Bianca había insistido en acompañarlo.
—No quiero quedarme esperando, Luca. Si esto también me afecta, quiero ser parte de la solución.
Luca se había opuesto inicialmente, preocupado por su seguridad, pero ella había demostrado ser más obstinada de lo que él esperaba. Finalmente cedió, aunque mantuvo a Matteo y otros hombres de confianza a su lado todo el tiempo.
En el almacén, los líderes de los diferentes sectores de la organización estaban reunidos alrededor de una mesa improvisada. Un mapa de la ciudad estaba extendido frente a ellos, con marcadores indican