Cap. 12. Búsqueda rabiosa
Leonardo aceleraba el coche, sus ojos fijos en la carretera mientras la mente repasaba cada detalle de lo que sabía, la desaparición de Caroline, la muerte de la Nana, y la sensación insoportable de que algo se le escapaba de las manos. Cada calle, cada desvío, cada teléfono sonaba en su cabeza como un mapa de posibles rutas de escape. Nadie podía perderse de él, pensó, con la fría certeza de alguien que nunca aceptaba la derrota.
Recordó de nuevo aquella tarde en que Caroline tenía 17 años, cuando por primera vez sintió que algo en ella le pertenecía antes de siquiera tocarla; destacaba sentada de las demás estudiantes, esa mirada inocente, esa sonrisa delicada, esa expresión de adolescente que no conocía el mundo, pero quería descubrirlo, y quería ser él quien se lo enseñara, quería formarla a su manera, a sus gustos; era perfecta por la dulzura, era cotizada por la belleza y le levantaba su poder por el apellido asociado a ella.
Su plan había sido perfecto, ganar la confianza d