El sol de junio caía sobre Harborside como un velo dorado, haciendo brillar el agua del río Crest con reflejos de cristal líquido. La brisa marina se colaba entre los edificios bajos de fachada clara, agitando levemente las sombrillas color marfil del café "Amanecer", uno de los locales más discretos y acogedores del paseo fluvial. Emilia estaba sentada junto a una ventana, con los dedos rodeando una taza tibia y la mirada clavada en la superficie del agua.
Parecía una escena tranquila. Como si fuese una joven más, disfrutando de una pausa cualquiera. Pero bajo esa quietud, hervían emociones más densas que el café que sostenía.
Había pautado reunirse con el detective Hayes para conversar seriamente. Transcurridos casi dos meses desde que comenzó a trabajar, después de la fiesta a la que fue invitada por Sidorov, consiguió suficiente información.
Aquella noche, Alexander paseó por el salón de la mansión en Sapphire Row con ella del brazo, susurrándole los nombres y ocupaciones de algun