Cuatro días habían pasado desde aquel encuentro intenso en el jardín.
Cuatro días en los que Dante Moretti apenas había puesto un pie en la Residencia ya que él había venido a Alemania para observar el funcionamiento de sus empresas.
Desde el amanecer hasta la medianoche, el hombre había estado en su empresa, resolviendo cada inconveniente que surgía con sus nuevos productos. Matteo y su equipo trabajaban sin descanso, asegurándose de que todo quedara bajo control, sin cabos sueltos.
Alicia también había estado ocupada.
Había demostrado ser una pieza clave en las negociaciones y en la toma de decisiones.
Dante la había puesto a prueba más de una vez, esperando encontrar una grieta en su lógica, pero Alicia siempre tenía una respuesta sólida.
Y aunque no lo decía en voz alta, Dante no podía negar que su prometida era una mujer excepcionalmente inteligente.
Sin embargo, aquella mañana, cuando Alicia creyó que seguiría con sus responsabilidades en la empresa, recibió una orden inesperada