Al principio no vi a Mateo, estaba escuchando al asesor de ventas explicarme el diseño del departamento y la planificación de la zona.
De pronto Embi gritó “¡papi!” y, cuando me soltó la mano, corrió.
Miré rápido y fue entonces cuando vi a Mateo en el vestíbulo de ventas.
¿Qué hacía él allí? ¿También venía a comprar casa?
Cuando vio a Embi, la cara siempre seria de Mateo se iluminó con una sonrisa.
Se agachó, abrió los brazos y la levantó en un abrazo.
Luki también corrió hasta él, tirándole de la ropa con entusiasmo:
—Papi, ¿qué haces aquí?
Mateo le acarició la cabeza y enseguida levantó la mirada hacia mí.
Mateo se veía tierno con los niños, pero cuando me miraba a mí, su cara se ponía seria.
Bah, que al menos quisiera tanto a los dos pequeños ya era más de lo que yo esperaba.
Me acerqué y le pregunté:
—¿También viniste a comprar casa?
Antes de que respondiera, un asesor de ventas de traje elegante contestó:
—¿Todavía no lo sabe? Toda esta zona es un desarrollo del señor Bernard.
Se