Bajé la mirada, sintiéndome revuelta por dentro.
Ahora que Mateo ya sabía dónde estoy viviendo, si se le ocurre averiguar más, seguro da con mi dirección y con el trabajo que tengo.
¿Va a dejarme tranquila?
Si lo que quiere es vengarse, no solo podría perder este trabajo, también el cuartito donde estoy viviendo.
¡Qué fastidio!
Justo cuando sentía que todo empezaba a acomodarse un poco, va, y aparece él.
¿Y qué hace aquí con Camila? Tiene tantos lugares en la ciudad, ¿por qué venir a este barrio?
Mientras pensaba en todo eso, Ryan me interrumpió como si nada:
— Aurora, pedí varios platos más: carne picante, caviar, pasta... Como alguien nos está invitando, hay que aprovechar, ¿no?
Sentí un nudo en la garganta.
Nunca quise que Camila y Mateo nos invitaran.
Y lo que Ryan acababa de pedir, fácil costaba la mitad de mi sueldo.
Tenía ganas de levantarme y salir corriendo.
A partir de ahora, si me cruzo a Camila, me voy por otro lado.
Los platos empezaron a llegar pronto, aunque el filete al