Eileen Rossi y Adrien Giordano se conocieron en su adolescencia, un tiempo marcado por la hostilidad y el desprecio. Adrien, con su actitud de mujeriego y su arrogancia, se burlaba del aspecto de Eileen, mientras ella lo despreciaba por su superficialidad y falta de respeto. Eventualmente, sus caminos se separaron, y ambos siguieron vidas distintas. Diez años después, Eileen y Adrien se reencuentran como líderes de las empresas de sus familias, cada uno con su propio compromiso sentimental. El destino los cruza nuevamente a través de un proyecto común. Eileen, ahora una mujer segura y exitosa, despierta en Adrien una fascinación inesperada. Él sigue siendo encantador, con un aire de seductor impenitente. Pero la tensión entre ellos ha cambiado: ya no es solo hostilidad, sino una atracción innegable que amenaza con derrumbar las barreras que ambos han construido. ¿Serán capaces de ignorar lo que sienten y mantenerse fieles a sus promesas, o caerán en la tentación de explorar un nuevo comienzo?
Ler maisEl agua caliente cae sobre mi piel, aliviando el cansancio. Cojo mi mini jabón y me lavo el cabello, luego el cuerpo. Me empiezo a sentir mejor cuando escucho pasos en el vestidor. Cierro la llave de la ducha, mi corazón late un poco más rápido mientras me pregunto quién está cerca.
—Casandra, ¿puedes pasarme mi toalla, por favor? —grito para que me la alcance. La veo deslizar la toalla por encima de la puerta de cristal de la regadera. La tomo y empiezo a secarme el cabello, envolviendo mi cuerpo en la toalla antes de abrir la puerta. Camino hacia el banco donde dejé mi mochila. De repente, siento una mano en la parte descubierta de mi espalda. —¡Ya basta, Casandra! ¿Qué estás tramando? —digo mientras tomo la mano, notando la textura inusual. Al mirar, me doy cuenta de que no es Casandra, sino la mano de un hombre. El suelto rápidamente y me doy la vuelta, mis ojos se agrandan al ver a Adrien el chico mas atractivo de la escuela—. ¿Qué diablos estás haciendo aquí? Él me observa, sorprendido—. Nunca imaginé que la señorita Eileen tuviera un vocabulario tan fuerte. —Sus ojos azules se vuelven juguetones, y al fijarme mejor, noto que está desnudo del torso hacia arriba, con solo una toalla enredada en la cintura. Me mira intensamente. —Respóndeme, Adrien. ¿Qué haces aquí? —le exijo. Veo cómo se acerca cada vez más, mientras yo retrocedo, intentando mantener la distancia. Pero él avanza inexorablemente. —¿Qué hago aquí? —repite, acercándose aún más—. Es algo tan obvio que seguro ya te has dado cuenta. Sigo retrocediendo hasta que mi espalda choca contra la fría pared. Mi respiración se acelera, y sus pupilas se dilatan mientras pone ambas manos contra la pared, atrapándome. Su rostro se acerca tanto al mío que casi puedo sentir su aliento. —Tienes una piel preciosa —susurra Adrien, su dedo deslizándose lentamente por mi hombro. Intento apartar su mano, pero mi respiración se vuelve errática. —Vete, Adrien —es lo único que consigo decir, mi voz temblando. —¿Y si no me voy, ¿qué harías? —me desafía, su mirada fija en la mía. Siento cómo toma mis manos y las coloca sobre mi cabeza, acercándose aún más. Él es mucho más alto, y yo me encuentro mirando su barbilla mientras él me observa con una intensidad que me paraliza. Baja su cabeza, su aliento acaricia mi cuello, y siento un escalofrío recorrer mi cuerpo. —Adrien, por favor, no... —mi voz se ahoga en un susurro lleno de terror. Mis piernas tiemblan al sentir su muslo presionado entre las mías, sus vellos rozan mi piel. Siento que el miedo me invade mientras cierro los ojos y giro mi rostro a un lado, esperando lo peor. —Vamos, chicos, ninguna mujer puede resistirse a mí —murmura él. De repente, se aparta y yo, confundida, abro los ojos. —¡Ja, ja, ja! Es verdad, Adrien, ninguna mujer se resiste a ti —se ríen sus amigos, saliendo de su escondite. —Lo mejor es que tomamos unas fotos con tu teléfono —dice Agustín, entregando su móvil a Adrien. La rabia empieza a hervir en mí. Con una determinación renovada, me acerco a ellos y, sin pensarlo dos veces, le doy una bofetada a Adrien. Los tres me miran, sorprendidos. Tomo mis cosas y me voy, dejando atrás la escena y el eco de su risa.POV Cassandra Pensé que, después de todo lo que ocurrió con Hugo, las cosas se quedarían ahí. Pero no, él me ha buscado, hemos hablado y enviado mensajes durante todo este tiempo. No sé qué es lo que tenemos. Ni él ni yo nos hemos tomado el tiempo para aclarar nada. Pero sé que es un hombre bueno que se merece lo mejor, y si él me lo permite, haré todo lo que esté en mis manos para hacerlo feliz. Por eso, ni él ni yo hemos querido decir nada aún; simplemente no sabemos lo que realmente sentimos. Lo que sí está claro es que yo lo deseo tanto como él me desea a mí. No contaba con que me marcaría mientras estaba con Eileen. Así que tuve que mentirle sobre la llamada, pero sé que Eileen es lo suficientemente perspicaz como para saber que algo está pasando. Salgo del hospital, llego a dónde está mi auto y marco el número de Hugo. —Hola —responde su voz al otro lado de la línea. —Hola, Hugo. ¿Qué pasa? —Estoy en tu departamento. ¿Puedes venir? Me sorprende; no tengo idea d
P.O.V. Eileen Los meses han pasado demasiado rápido. Estoy a solo una semana de la fecha estimada y muero por saber qué es el bebé. Podría haberlo descubierto antes, pero Adrien y yo decidimos que sería una sorpresa para ambos. No solo eso fue una sorpresa. También todos se sorprendieron al enterarse de que nos habíamos casado y que tendríamos un bebé. Nadie podía creerlo. Pero, en fin, unimos nuestras empresas en una sola, expandimos nuestros departamentos combinándolos, y Luna y Tom se llevan bien trabajando como compañeros. También tuve que revelarle a Adrien quién era la mujer de las fotos, y casi le da un infarto, aunque al mismo tiempo estaba feliz de saber que era yo. Durante una pequeña remodelación en la casa, me encontré con un diario de Adrien de cuando estaba en la secundaria. Me sorprendió mucho encontrarlo y aún más lo que contenía. Mencionaba mucho sobre mí, y al final decidí dejarlo donde lo encontré. No quise decirle que lo había leído; sé que se sentiría
P.O.V. Adrien Entramos en la habitación y, al quedar completamente solos, me acerco a Eileen. Está tan hermosa en su vestido; parece una princesa. Pienso en aquella chica desaliñada de la secundaria y me doy cuenta de cuánto me provocaba, aunque no lo aceptara en ese entonces. Sonrío. —¿Pasa algo, Adrien? —Nada, solo estaba recordando cómo solías llevar zapatillas deportivas con vestido. —Pues todavía lo hago —dice, levantando un poco el vestido para mostrarme que efectivamente lleva zapatillas deportivas. Me acerco a ella, la rodeo con mis brazos y la atraigo hacia mí. —Debo admitir que desde entonces me calentabas. —¡Oh, Dios! —¿Qué pasa? —No puedo creer que el mujeriego número uno esté admitiendo estar atraído por una rarita como yo. —Sí, pero esta rarita me tiene arrastrándome a sus pies. Le doy un beso apasionado en sus labios y luego bajo por su cuello. —Espera —me detengo. —¿Qué pasa, te sientes mal? —No, solo que me acabo de dar cuenta de que no inv
Todo esto parece tan irreal. No sé si estoy soñando, pero aquí frente a mí está Adrien Giordano, arrodillado y pidiéndome que me case con él. Quién lo diría, el mujeriego de la secundaria ahora está casi rendido a mis pies. Sé que me lastimó en el pasado, pero ahora entiendo la verdad y sé que todo tenía una razón. Además, la loca de Citlali está en prisión. Ya he sacrificio mucho y debo dejar mis temores atrás y pensar en mi felicidad. Tomo las manos de Adrien y bajo la mirada, creando suspenso en la escena. Lo miro a los ojos nuevamente y noto que una gota de sudor recorre su sien. —¿Estás dispuesto a cambiar pañales? —le pregunto. Él me mira un tanto confundido y luego sonríe. —Claro, si es necesario, yo los cambiaré. —Cuidado con lo que dices, señor Giordano, o te tomaré la palabra. —Sabes que por ti haría lo que fuera. —Entonces, acepto casarme contigo. Adrien se levanta del suelo y me ayuda a levantarme también. Me abraza cariñosamente y yo correspondo al abrazo. Nos sep
P.O.V. HugoSé que Eileen se molestará conmigo y quizás pensará que la traicioné, pero ella necesita conocer la verdad y entender por qué ocurrieron las cosas. Estoy consciente de que su decisión fue precipitada. Así que, después de ayudarte, Adrien, con las pruebas que necesitabas, le conté toda la verdad.Al principio, Eileen parecía decepcionada y luego enojada. Sin embargo, con el tiempo entendió que lo hice porque la había lastimado demasiado y que no fue correcto ocultarle la verdad.Entre los dos ideamos un plan para acabar con Citlali, y al parecer funcionó, porque veo a Adrien entrando en la iglesia.Todos están sorprendidos, pero la que parece más sorprendida es Eileen. Puedo ver en su rostro una ligera sonrisa que parece esconder enojo.Cuando Adrien está a solo cinco metros de distancia, Eileen me mira con furia.—¿Qué es esto? ¿Por qué me traicionaste? ¿Le contaste sobre mi embarazo?—Eileen, cálmate y escucha lo que tiene que decirte.—Solo me va a mentir. Jugó conmigo.
La semana ha pasado volando. Durante este tiempo, Casandra ha intentado contactarme en varias ocasiones, pero necesitaba estar sola. Hace dos días le avisé sobre mi boda, y creo que casi se desmaya de la impresión, porque cuando hablamos, no me respondía. Mis padres y mi hermano también estaban sorprendidos al enterarse de que me casaría con alguien que no conocían. Mi madre me preguntó si él sabía sobre mi embarazo, y le confirmé que sí, que Hugo había aceptado todo y, además, es un buen hombre. Hoy es el día. Hoy me convertiré en la señora Sorni. Mi madre y Casandra están conmigo, ayudándome con el maquillaje y el peinado. Durante todo el proceso, nadie dice una palabra. —Te ves hermosa, mi niña. Es hora de ponerte el vestido. ¿Necesitas ayuda o puedes hacerlo tú sola? —pregunta mi madre. —Necesito un poco de ayuda, mamá. La doctora solo me puso una bota Welker en la pierna, pero necesito apoyo para caminar. Y es cierto, necesito ayuda porque la bota solo brinda soporte para c
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