P.O.V. Adrien
Entramos en la habitación y, al quedar completamente solos, me acerco a Eileen. Está tan hermosa en su vestido; parece una princesa. Pienso en aquella chica desaliñada de la secundaria y me doy cuenta de cuánto me provocaba, aunque no lo aceptara en ese entonces. Sonrío.
—¿Pasa algo, Adrien?
—Nada, solo estaba recordando cómo solías llevar zapatillas deportivas con vestido.
—Pues todavía lo hago —dice, levantando un poco el vestido para mostrarme que efectivamente lleva zapatillas deportivas.
Me acerco a ella, la rodeo con mis brazos y la atraigo hacia mí.
—Debo admitir que desde entonces me calentabas.
—¡Oh, Dios!
—¿Qué pasa?
—No puedo creer que el mujeriego número uno esté admitiendo estar atraído por una rarita como yo.
—Sí, pero esta rarita me tiene arrastrándome a sus pies.
Le doy un beso apasionado en sus labios y luego bajo por su cuello.
—Espera —me detengo.
—¿Qué pasa, te sientes mal?
—No, solo que me acabo de dar cuenta de que no inv