Mundo ficciónIniciar sesiónSon como dos caras de una moneda, el frío como una tarde de invierno y ella cálida como una tarde de verano, él no quiere responsabilidades que le impidan llevar a cabo sus proyectos más ambiciosos, no quiere hacerle a un niño lo que le hicieron a él por eso decido ser drástico y someterse a una cirugía que le cambiaría la vida. Ella lo único que quiere es que, por una noche, solo una noche, cumplir su más loca fantasía, tener algo de él que los una y los separe a la vez para siempre, aunque luego tenga que huir para evitar preguntas que no quiere responder. Será capaz de por unas horas ser otra, por unas horas transformarse a tal forma que ni su madre la pudiera reconocer, pero no importa nada porque solamente quiere salir aquella noche con un pedacito de él en su interior.
Leer más—Vamos, bebé, sé que eso no es todo lo que puedes darme— Esta mujer está loca, acabo de follarla tan duro que me duele hasta los testículos y aun así quiere más, entonces le daré más.
—Así que eres insaciable y pensar que hace unos minutos eras tenías nula experiencia y mírate ahora, he creado un monstruo ansioso de que le duro y sin ningún tipo de pudor —mientras mi boca y mis dedos se entretienen con todo lo que ella me puede dar.
—Quiero todo de ti, todo Damián, después de todo, si te veo no me acuerdo. ¿Recuerdas tus reglas? — No puedo decir que me está mirando, pero lo siento así, siento su mirada intensa sobre mí, como si el calor de su cuerpo llegara hasta mí de una manera que me asusta.
No sé cómo hemos cambiado de posición, me arroja sobre el sofá, sorprendiéndome de una manera que ninguna otra lo ha hecho. Se supone que yo soy el dominante, yo soy quien hace y deshace con ellas, pero estoy como absorto por lo que ella provocó en mí, como si nublara mis sentidos.
—Toma, bebe un poco y déjate llevar — Yo solo abro la boca, no pregunto, solo recibo el licor helado que llega hasta lo más profundo de mi garganta, quisiera tanto verla a los ojos.
Cuando se sienta sobre mí, el poco autocontrol que tenía se fue al diablo y me dejó llevar. No sé si por el licor, por la sensación húmeda que sale de ella, por sus besos, por cómo grita mi nombre, como si yo fuera lo mejor que le ha tocado en la vida.
…
—Entonces, ¿no hay rastro de ella?
—No, señor, solamente se fue, pero no se preocupe y se tomó la pastilla que toman todas, tal cual usted siempre ordena, sobre el documento firmo.
No me importa lo del documento de confidencialidad, únicamente quería volver a verla, me ha dejado un sabor a que quiero más, pero así es mejor, no quiero enredos, no quiero ataduras por más que sea el mejor sexo de toda mi vida o el mejor par de piernas que alguna vez he tenido entre las mías, solo debo concentrarme en una cosa, la operación y hacer más dinero por el mundo entero, aunque por andar de caliente la tendré que postergar unos días más, solo debo pensar en llevar las empresas De luxe Company a la cúspide.
…
—¡Por Dios Valeria! Ya dime, estoy que me muero de los nervios, de la ansiedad, ese resultado cambiaría mi vida para siempre.
—Lo sé, amiga, tranquila, respira, profundo, nada más mira. ¡Oh, Dios mío, Nathalie, amiga, es positivo! Es positivo — Ambas saltamos de la alegría, mi corazón rebalsa de sentimientos cálidos, de algo que nunca había sentido. Creo que a esto le llaman felicidad, luego me calmo y toco mi insipiente vientre.
—Hola, cariño, mamá, te ama mucho, hará todo por hacerte muy feliz.
—Nunca le dirás la verdad. ¿Cierto? Tal vez no sé —Sé que me quiere decir, pero no eso jamás.
—Tal vez pienses que soy un monstruo, pero no hay forma, es mi hijo y si él se entera me odiaría y eso jamás, prefiero vivir en la oscuridad del anonimato que vivir con su desprecio al ver quién es la madre de su hijo.
SEMANAS DESPUÉS
—Nicolás, tienes que encontrar a esa mujer, busca hasta debajo de las piedras, patea puertas o compra a quien sea, necesito a esa mujer firmar ante un notario certificando nuestro matrimonio en días, si no logro casarme con ella y darle un bisnieto a mi abuelo, voy a perder todo lo que me costó levantar, construir, eso jamás, tienes que encontrar Nathalie Rivers, pero ya.
DAMIÁNTodos nos miran sorprendidos y, como siempre cuchicheando a nuestro alrededor, había olvidado lo que era estar en medio de un lugar como este, donde hay personas que no tienen nada mejor que hacer, que querer meterse en la vida de los demás.—No pensé que hablaras en serio, pero no lo hagas por obligación, Damián, o por callar bocas, como dicen, no es necesario. Hace mucho tiempo que los que otros opinen dejo de importarme en realidad, no pretendas ser quien no eres cuando estás conmigoA veces me quiero dar contra la pared por la cabezota que puede ser Nathalie sin proponérselo, ella no se da cuenta o tal vez no quiera hacerlo, es que yo de alguna manera necesito que todos sepan, que se enteren de una vez que ella no está libre, quiero que todos los hombres que se atrevan a mirarla sepan que ella es mi esposa y que dentro suyo lleva a mis hijos, quiero gritarlo a los cuatro vientos si con eso todos se enteran.—Yo no bromeo con eso, Nathalie, te lo dije, no me importa lo que e
NATHALIEHoy estoy que lo veo y lo creo, hasta me di un piñizco aunque no sea la primera vez, igual no dejo de sentir como si me hubiera dado fiebre y estuviera delirando, es entonces que para ver si esto era real o estaba soñando me doy un pellizco, nadie podría entenderme a qué grado eso nunca deja de hacerme sentir extraña, es que cuando abrí los ojos me vi abrazada a él, me sujeta como si fuera yo no sé algo de lo que su vida dependiera, como si al soltarme se le fuera el aire, es cierto ahora recuerdo los truenos, seguramente se compadeció de mí y se dejó abrazar, justo en ese momento entro Rosaura que era otra de las empleadas, ella era muy puntual con el desayuno de la señora de la casa siempre me lo dice de esa forma.—Disculpe, señora, pero yo toqué la puerta antes de entrar — Aún sigo sin creer que esto sea real, Damián y yo así, solo en mis más locos sueños, pero debo regresar a la realidad, una donde solo soy un vientre. Eso es lo que soy para Damián, solo soy algo
DAMIÁNMe portaba como un reverendo estúpido con ella, un cavernícola, yo no soy del tipo de hombre que no sabe controlar sus emociones o se deja llevar por ellas; es que me ganó la rabia de ver cómo él le coqueteaba y ella correspondía, por eso, cuando se fue y me quedé con Carlos para indiciarle que lo restante del depósito estaba lista, él me dijo.—Su esposa solo sonreía por amabilidad, yo no soy del tipo de hombres que se meten con mujeres casadas o las sonsacan para cometer alguna locura, alguna vez estuve casado y mis celos llevaron al fracaso de mi matrimonio, eso hizo que mi vida se puso de cabeza, a las mujeres no le gustan que las atosiguen con ese tipo de cosas tal vez un poco, pero con el permiso de usted, hasta me gruñía y eso no creo que le haya caído muy bien a la señora Harper.Yo que venía preparado con todo mi arsenal de discurso barato por mi ego herido de ver a mi esposa siendo tan "amable" con otro hombre, sin embargo, aunque no quiera aceptarlo, Carlos tiene ra
NATHALIETuve que guardar la compostura porque estaba Carlos ahí, no sé cómo pude seguir como si nada o probar bocado luego de ese beso, ¡Dios mío que beso! Sentía que me estaba quitando el aire de los pulmones, mis mejillas sonrojadas era prueba fiel que para mí no había sido un beso cualquiera, pero como siempre Damián no le importa mis emociones o sentimientos, solo mira su plato y sigue comiendo como si lo que acabara de hacer no fuera nada.—La comida está deliciosa, no hay que negarlo — Y bebe un poco de maracuyá que nos acaba de traer Carlos, yo lo miro apenada porque eso que te vean así no es algo tan normal para mí. Pero antes que se vaya lo detengo y tomo de su mano, necesito verlo a los ojos para alejar la vergüenza, como dicen uno debe enfrentar sus temores.—Carlos, no olvides enviarme la dirección a mi teléfono para poder asistir puntual, muero por probar esa dichosa caja china.Escuchamos un carraspeo al voltear, veo que es Damián, no sé qué bicho le pico o porque su mi
NATHALIE—Te invito a cenar, ¿qué se te antoja? — No sé qué bicho le picó a Damián, vuelvo a mirar el teléfono para asegurarme que de verdad es el quién llamo.—Te has ido a chequear, tal vez tengas fiebre, Damián, debes ir a verte.Escucho que tose un poco y luego me contesta—No estoy enfermo, solo te digo que puedes pedir la cena que gustes. Hoy no pude almorzar contigo por estar metido en los papeles de unos contratos, es lo mínimo que puedo hacer por mi esposa.Creo que es la primera vez que escucho que se refiere a mí como SU ESPOSA de una manera que hace que algo dentro de mí se remueva, pero no debo dejar que mis sentimientos me dominen. Vamos, Nathalie, tú eres fuerte, ve al grano.—Quiero comida peruana —le digo, es la verdad que ese ácido que usan, ese sabor cito, hace que mi boca se haga agua de solo imaginar.—Tus deseos son órdenes, ¿puedes pasarme con Nicolás, por favor? —. Y eso hago, luego de que intercambian unas palabras, me dice Nico que en una hora salimos, aún es
NATHALIEEste hombre se le zafó un tornillo—Está bien, pero yo iré contigo. No dejaré que te pasees por el pueblo como si fueras una mujer soltera y libre; eres mi esposa y así será por tres años. Si el pueblo entero se tiene que enterar, entonces que se enteren con quién te casaste, hay demasiados idiotas por ahí cerca.Yo firmé un papel para ser su esposa obligada, su esposa no para a ser de su propiedad ni que yo fuera un trofeo, si claro un trofeo con lentes de fondo de botella, cuanto hubiera dado porque eso se diera en otras circunstancias casada con el porqué me ame, no porque me necesite para salvaguardar su fortuna, ahora estoy aquí esperando que termine, pero no me pierde de vista ni un instante, ya me aburrí mejor me voy a dar una vuelta por su empresa, se supone que soy su esposa y puedo hacerlo al menos que sea de esos típicos jefes que tienen alguna amante en este lugar, eso sí que yo no voy a aguantar cuernos de ningún tipo, a veces me desconozco hablando de esa forma,
Último capítulo