NO MERECES MI CORAZON
NO MERECES MI CORAZON
Por: Alisha Kiss
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—Vamos, bebé, sé que eso no es todo lo que puedes darme— Esta mujer está loca, acabo de follarla tan duro que me duele hasta los testículos y aun así quiere más, entonces le daré más.

—Así que eres insaciable y pensar que hace unos minutos eras tenías nula experiencia y mírate ahora, he creado un monstruo ansioso de que le duro y sin ningún tipo de pudor —mientras mi boca y mis dedos se entretienen con todo lo que ella me puede dar.

—Quiero todo de ti, todo Damián, después de todo, si te veo no me acuerdo. ¿Recuerdas tus reglas? — No puedo decir que me está mirando, pero lo siento así, siento su mirada intensa sobre mí, como si el calor de su cuerpo llegara hasta mí de una manera que me asusta.

No sé cómo hemos cambiado de posición, me arroja sobre el sofá, sorprendiéndome de una manera que ninguna otra lo ha hecho. Se supone que yo soy el dominante, yo soy quien hace y deshace con ellas, pero estoy como absorto por lo que ella provocó en mí, como si nublara mis sentidos.

—Toma, bebe un poco y déjate llevar — Yo solo abro la boca, no pregunto, solo recibo el licor helado que llega hasta lo más profundo de mi garganta, quisiera tanto verla a los ojos.

Cuando se sienta sobre mí, el poco autocontrol que tenía se fue al diablo y me dejó llevar. No sé si por el licor, por la sensación húmeda que sale de ella, por sus besos, por cómo grita mi nombre, como si yo fuera lo mejor que le ha tocado en la vida.

—Entonces, ¿no hay rastro de ella?

—No, señor, solamente se fue, pero no se preocupe y se tomó la pastilla que toman todas, tal cual usted siempre ordena, sobre el documento firmo.

No me importa lo del documento de confidencialidad, únicamente quería volver a verla, me ha dejado un sabor a que quiero más, pero así es mejor, no quiero enredos, no quiero ataduras por más que sea el mejor sexo de toda mi vida o el mejor par de piernas que alguna vez he tenido entre las mías, solo debo concentrarme en una cosa, la operación y hacer más dinero por el mundo entero, aunque por andar de caliente la tendré que postergar unos días más, solo debo pensar en  llevar las empresas De luxe Company a la cúspide.

—¡Por Dios Valeria! Ya dime, estoy que me muero de los nervios, de la ansiedad, ese resultado cambiaría mi vida para siempre.

—Lo sé, amiga, tranquila, respira, profundo, nada más mira. ¡Oh, Dios mío, Nathalie, amiga, es positivo! Es positivo — Ambas saltamos de la alegría, mi corazón rebalsa de sentimientos cálidos, de algo que nunca había sentido. Creo que a esto le llaman felicidad, luego me calmo y toco mi insipiente vientre.

—Hola, cariño, mamá, te ama mucho, hará todo por hacerte muy feliz.

—Nunca le dirás la verdad. ¿Cierto? Tal vez no sé —Sé que me quiere decir, pero no eso jamás.

—Tal vez pienses que soy un monstruo, pero no hay forma, es mi hijo y si él se entera me odiaría y eso jamás, prefiero vivir en la oscuridad del anonimato que vivir con su desprecio al ver quién es la madre de su hijo.

SEMANAS DESPUÉS

—Nicolás, tienes que encontrar a esa mujer, busca hasta debajo de las piedras, patea puertas o compra a quien sea, necesito a esa mujer firmar ante un notario certificando nuestro matrimonio en días, si no logro casarme con ella y darle un bisnieto a mi abuelo, voy a perder todo lo que me costó levantar, construir, eso jamás, tienes que encontrar Nathalie Rivers, pero ya.

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