DAMIÁN
—Esta noche quiero divertirme, querido amigo. Tengo que tomar en cuenta que estaré inactivo unos días y es como si quisiera que esta noche debería ser memorable
—Después de todo, te someterás a un procedimiento muy delicado y corres el riesgo que luego. Bueno, tú sabes a lo que te atienes, yo ni loco lo hago, mira que corres el riesgo de perder las joyas de tu familia
Tiene algo de razón, mientras termino por ponerme loa accesorios que incluyen los gemelos herencia de mi abuelo, será una operación muy delicada en mis partes más sensibles, Es una cirugía para cortar los conductos deferentes, que son los que llevan los espermatozoides desde los testículos hasta la uretra. Hay un ligero riesgo de un mal movimiento y mi hombría se vea involucrada, es una de mis mejores características, tengo anotada a cada una de mis amantes por si en algún momento me urge repetir aunque más lo tomo como referencia, siempre es bueno guardar tu currículo tal vez un día me encuentro con una de ellas y no la recuerdo, sería la vergüenza de mi vida solo Gonzales mis abogados y hombre de confianza conoce de esa lista ante alguna duda no titubeo en llamarlo, estoy totalmente seguro que ninguna de ellas se negaría a abrir las piernas en solo un segundo.
HORAS DESPUÉS
No he visto nada nuevo o algo que me llame la atención, ni siquiera mi ex Samantha, aquella que ahora vive a la sombra de un asalariado inútil que solamente vive para llegar a fin de mes, pensar que ella pudo tener todo conmigo, pero su estupidez fue superior a su buen juicio y gusto.
—Recuerda que no puedes extralimitarte, en dos días es tu cirugía y no quiero complicaciones con la ingesta de alcohol— Es Osvaldo, mi cirujano, le tengo confianza únicamente por eso le permito que me tutee o me hable de esa manera tan ligera.
—Tranquilo que no serán más que dos copitas, además solamente mira cómo está la noche, las mismas plásticas de siempre, rubias, sin cerebro — sin dejar el hecho de que su esposa también es rubia.
—Te entiendo, es que desde que esta ciudad se volvía la meca de las cirugías, casi todo aquí es artificial, ni decir de Antonia que ni las cejas tiene naturales, pero así la amo, aunque ahora que lo pienso, no mejor olvídalo, haz de cuenta que
Ahora me causa intriga su comentario. Soy del tipo de hombre al que le gusta estar al tanto de lo que sucede en mi entorno, siento esa necesidad de tener todo controlado, sea cual sea el caso.
—Habla, hombre, has que mi noche sea entretenida, aunque sea un poco, te lo suplico. — Hago un ademán ridículo con las manos, pero es que estoy aburrido.
—Bueno, como no está no hay problema, nada más conozco pocas mujeres que son cien por ciento natural, entre ellas esta Nathalie Rivers, dejando de lado esos peinados anticuados, además que no deja los lentes, o las ropas de abuelita de un lado, alguna vez le sugerí algún cambio, pero se ofendió después de eso no me metí, es buena chica le tengo aprecio, pero no tiene la malicia de estas mujeres, no tiene ese afán de capturar algún pez gordo que le solucione la vida, vive de manera cómoda y así está tranquila.
—En pocas palabras, una conformista, una de las tantas mujeres sin ambición, una mujer sin aspiraciones mayores que criar cien gatos, seguramente se las pasa leyendo novelas románticas y suspirando por el príncipe azul, mujeres como esas hay por montones, no me mires así Oswaldo que no estoy diciendo nada nuevo que seguro ya lo has oído, en fin, agradezco no arruinar mi vista con un esperpento, así como lo describes.
Oswaldo me reta con la mirada y se aleja, yo me encojo de hombros restándole importancia a su mirada, estoy bebiendo despacio mi copa de champaña, cuando de pronto siento un nudo en la garganta y me suelto un poco el cuello de la camisa aflojando la corbata, poco después que apagaran las luces quedando solo el juego de multicolores sobre los asistentes, es que una silueta me deja impactado, mi mirada la recorre desde esas hermosas piernas, para luego ir subiendo por sus caderas, ese vestido rojo, me quedo embobado, no puedo divisar su rostro, pero no importa, esa mujer tiene todo, esos senos jamás había visto tal preciosidad en toda mi vida tengo la necesidad de comprobar si son naturales. No pierdo tiempo, me acerco hacia ella, es como me atrajera como imán, cuando otros pelafustanes se han acercado como abejas a la miel, pero su dulce voz llega como cántico angelical a mis oídos, los está alejando, nuestras miradas se chocan como si fuera magia, tiene unos hermosos ojos que juegan con la luz del lugar, un mentón fino, hermosa por donde la pueda ver, mejor dicho de pies a cabeza, las luces juegan a nuestro alrededor y yo siento como mi entre pierna reacciona ante semejante monumento de mujer, suena una música moderna, de esas donde debes pegar a tu pareja cuerpo a cuerpo, es como si fuera una señal.
—Me gusta esta pieza, podríamos bailar —mi sonrisa se extiende en toda mi cara, aunque por lo oscuro del lugar no me puedan ver. Esa mujer me leyó el pensamiento, esa dulce voz me tiene como atontado que demoro unos segundos en reaccionar.
—Preciosa, puedes hacer conmigo lo que desees, estoy a tus pies y tus órdenes, eres mi ama y yo tu lacayo — Mientras tomo de su mano y algo extraño recorre todo mi cuerpo, seguramente es la sensación de tener a la mujer más hermosa que han visto mis ojos dispuesta para mí.
Ahora las luces son solo verdes como si fueran rayos a mucha rapidez, la tengo cerca de mí, siento su aroma, es tan único, tan distinto, la suavidad de su piel, como su cuerpo se pega al mío, con su risa ligera llega a mis oídos, me tienen como embobado, acaricio sus hombros desnudos, siento como se le eriza la piel, respiro junto a su clavícula, la música nos llena, nos hace movernos al compás de ella, las luces fluorescentes y la oscuridad de la pista, nos hace partícipe de una danza erótica, una donde nuestros cuerpos se pegan más, no hay palabras entre nosotros, ella es un poco más pequeña que yo, pero puedo decir que es alta, su cabello hacia un lado me deja sentir la desnudes de su espalda, me encantaría poder meter mis manos bajo de ese vestido pegado al cuerpo que luce, quiero sentir el palpitar de su intimidad, quiero sentir la humedad que estoy casi seguro que he provocado, la abertura de su vestido a un lado de la pierna, me hace tentar, me incita a ir más allá, pero tengo miedo que salga huyendo como en las películas, pero otra vez me sorprende yo no debo hacer nada, ha tomado mi mano y ella misma ha juntado su cuerpo mucho más, sin creer yo que eso era posible, es la señal que necesitaba y no sabía, mi mano va acariciando sus caderas, pegándola a la mía, mi erección es evidente, su respiración errática, como inclina su cabeza hacia mi hombro, siento su aliento choca con el mío, no puedo evitarlo es como si todo pasara en cámara lenta, su boca y la mía se vieran, no sé qué me pasa, pero es inevitable, es como un imam, es ese aroma que emana de ella, mi sangre y mi cuerpo arden de deseo de poseerla y ni siquiera sé su nombre.