Capítulo 7. Parte 3
Diego:
Al llegar a casa, y entrar a la cocina, sonrío al ver a Roberta apoyada en la mesa, prácticamente quedándose dormida, provocando una profunda ternura en mí. Me acerco despacio para no asustarla, pues deseo que se vaya a descansar.
—Roberta... —susurro en su oído—. Ve a dormir.
—Ah, ¿qué? —mira confundida.
—No debiste esperarme, vete a dormir, por favor —sugiero.
—Calentaré su cena, debe tener hambre —dice metiendo el plato ya servido dentro del microondas.
—Eres muy amable, pero ya es tarde —digo—. Por favor, ve a descansar, yo me preocupo de mi cena.
—Está bien, señor —dice con los ojos achinados de cansancio. Le doy un beso en la mejilla, y le deseo las buenas noches, hasta que decide salir de la cocina, dejándome con la soledad que necesito.
Dilato la cena lo más que me es posible, hasta que decido que ya es hora de irme a descansar, aunque no deseo llegar a la habitación donde está Ambra, y compartir la cama con alguien que me tiene tristemente decepcionado. La conozco tan