Capítulo 8. Parte 1
Antonella:
Sin saber dónde esconderme, me quedo sentada a la espera de que el verdadero doctor De Luca me atienda. No quiero decir que el ginecólogo que casi abre mis piernas para revisar mi supuesto resfriado sea un falso, al contrario, supongo que es un buen profesional, solo que esta vez no es lo que necesito. De igual forma, tengo a mi ginecóloga, y creo que jamás abriría mis piernas para él, es más, estoy cien por ciento segura de que así será. Además, hay que ver lo guapo que está, y así es imposible no sonrojarse, y se daría cuenta que lo encuentro atractivo, por lo tanto, paso de ser algún día su paciente.
Después de mucho esperar a que el verdadero doctor me atienda, por fin llega el momento en que me hace pasar a su consulta. Él me saluda con un apretón de mano, y me hace tomar asiento. Lo miro directo a los ojos, sonriendo al ver lo mucho que se parece al doctor falso. Antes de ponerme a hablar de mis "dolencias", me percato de que no haya ninguna camilla ginecológica, haci