Capítulo 7. Parte 2
Diego:
Nos ponemos de acuerdo con Bernardo para salir al bar, al final, recordamos algunos compromisos pendientes, y dejamos nuestra salida para el viernes. Me despido de mi amigo, y me voy hacia mi casa, esperanzado de que Roberta acceda a quedarse esa noche con Marcus, pues sé que Ambra no se acordará que él existe.
Al llegar a casa, alrededor de las ocho de la noche, lo primero que recibo es un cálido abrazo de mi hijo, haciéndome sentir que estoy vivo, que debo luchar por mi familia, una confusión que me tiene destrozado.
Le sugiero a Marcus que me espere en la habitación, para poder darle un baño, y luego leerle un cuento como tanto le gusta. Él corre de inmediato, y como es costumbre, obedece a mi orden al instante. Lo veo subir por las escaleras, y me dirijo hacia la cocina, viendo a Roberta concentrada lavando los utensilios que mi hijo ha ocupado en la cena.
—Buenas noches, Roberta —saludo, dándole un beso sobre la mejilla—. ¿Todo bien?
—Buenas noches, don Diego. Sí, todo bie