Lo que callamos (2da. Parte)
El mismo día
Málaga
Camila
No estaba lista para ponerle una etiqueta a lo que no tenía ni pies ni cabeza. Lo que me sucedía con Iván no era algo que pudiera resolverse con un simple “sí, acepto ser tu novia” y que el resto del mundo importara una mierda. No. Era mucho más complejo. Una relación prohibida, marcada por un apellido que nos ataba y nos condenaba. Iván era, para los demás, mi tío ilegítimo. Para mí, era una herida abierta, una tentación que no sabía cómo resistir. Y lo peor: no comprendía qué buscaba realmente en todo esto. ¿Aceptación? ¿Un apellido que le abriera puertas? ¿O algo más turbio, más oscuro, como una venganza cuidadosamente tejida?
La sensatez se me había escapado por la ventana esa noche. Fui débil. Cedí a sus caricias, a sus besos, a sus embestidas salvajes que me arrancaron la razón. Pude haberme levantado, recoger mi ropa del suelo y salir corriendo antes de perderme por completo en él… pero no lo hice. Elegí vivir lo que mi cuerpo y mi corazón me gritaban