Decisiones peligrosas (1era. Parte)
La misma noche
Málaga
Camila
Conocía la esencia manipuladora y cruel de Ramiro; jamás daba un paso sin pensarlo dos veces, como el mejor estratega en un tablero. Por eso su intempestiva visita a mi oficina no era un arrebato de rabia, sino una provocación calculada para que yo misma delatara mi relación con Iván, algo que nunca había planeado revelar.
Se plantó frente a mí con esa mueca torcida que siempre me revolvía el estómago. Su mirada, desafiante y fija, sostenía un silencio que parecía alargar los segundos. No iba a darle el gusto de verme titubear.
—Tío Ramiro —dije al fin, midiendo cada palabra—. Lo único que puedo repetir es que haré lo mejor para el bienestar de la familia. A lo que tú llamas traición, yo lo llamo extirpar el cáncer que carcome a las empresas.
Él soltó una risa breve, cargada de desprecio, y se inclinó ligeramente hacia mí.
—No soy un cáncer —replicó con voz grave—. Soy la alternativa para que Holding Del Valle siga en la cima. Pero tú, con tus ideas moralis