El precio de la verdad (2da. Parte)
La misma noche
Málaga
Ramiro
Mateo había sido una pieza clave en mi tablero; convencerlo de volver era cuestión de mover la ficha correcta. Si lograba que él creyera que todavía tenía una oportunidad con Camila, la envidia haría el resto: ningún hombre soporta la idea de la competencia, y mucho menos cuando se le restriega en la cara que otro puede estar detrás de su La lógica era simple y cruel: los rivales se eliminan.
Lo observé evaluar mi propuesta con la calma calculada de quien mide riesgo y beneficio. Respiró hondo y al fin su voz cortó el aire.
—Ramiro, hay muchas heridas abiertas, cosas que ninguno supo sobrellevar —dijo; hizo una pausa—. Y vi a Camila tan diferente… por eso no sé si existe alguna esperanza de recuperarla.
Sonreí, ladeando la cabeza como quien ofrece una medicina amarga pero necesaria.
—Mateo, tú cambiaste. Maduraste; ya no eres el mismo de hace unos años, y ella también —repuse, mi tono dulce por fuera, afilado por dentro—. Pero acá lo que importa es lo que