El sol comenzaba a despedirse en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos cálidos que bañaban el campo de golf. El grupo de hombres caminaba juntos hacia el café del club, con el ligero aire de satisfacción que traía la conclusión de un partido bien disputado. Enzo Bourth lideraba la marcha, su porte erguido y la seriedad en su rostro reflejaban su constante dominio sobre cada situación, mientras Emilio, Mateo, Paolo y Massimo lo seguían, conversando y soltando risas ocasionales.
Al llegar al café, eligieron una mesa apartada, un lugar que les brindaba la privacidad necesaria para mantener sus asuntos lejos de oídos indiscretos. Las copas de whisky comenzaron a llenar la mesa, destilando un aroma que se mezclaba con el leve perfume a café que impregnaba el ambiente.
Las primeras palabras fueron un tanto formales, pero el ánimo se distendió rápidamente cuando Emilio, quien no podía contener su curiosidad, decidió lanzarse al tema que tenía en mente desde el campo de golf.
—Entonces, Bou