Capítulo 67. Cambio de planes
Un par de horas después, mientras intentaba no mirar el teléfono cada cinco minutos, la pantalla vibró.
No fue un mensaje largo; fue lo suficientemente corto como para ser claro y lo bastante seco como para ser ella.
Ginevra Valentini: Cancelé la reserva.
Yo: ¿Qué reserva?
Ginevra Valentini: La de hoy. No tiene sentido sacarte del hospital para llevarte a un local con sillas muy incómodas y camareros con prisa.
Yo: ¿Y entonces?
Ginevra Valentini: Planificamos otra cosa, fuera de las casas, como tú querías. Algo con aire y sin mantel. Cuando estés mejor.
Yo: Suena a que has leído mal mi lista de prioridades.
Ginevra Valentini: Las leí.
Yo: ¿Qué propones?
Ginevra Valentini: Un día en el parque con buenos libros y peor sol. Tú eliges. Yo organizo sin que tengas que mover un dedo.
Yo: ¿Parque? No puedo andar corriendo
Ginevra Valentini: No te pedí que corras. Te pedí que te sientes en una manta, respires aire que no huela a monóxido de carbono y me dejes ordenar horarios y sandwiches.
Yo: