Capítulo 47. En esta familia todos ocultan algo
El almuerzo siguió su curso, o al menos eso intentamos.
Valentina apenas probó la pasta antes de lanzarse a hablar, como si el silencio le provocara urticaria.
—Bueno, cuenten. ¿Qué me perdí? —preguntó, dejando el tenedor a un lado.
—Nada —respondió Ginevra, sin levantar la vista del plato—. Apenas empezábamos.
—¿Apenas? —repitió Valentina, arqueando una ceja—. Entonces llegué justo a tiempo para escuchar lo importante.
La Nonna resopló.
—Lo importante es que comas antes de que se enfríe.
—Siempre tan diplomática, mamma —replicó Valentina, aunque obedeció, probando un bocado—. Mmm. Está deliciosa. ¿La hiciste tú?
—Yo —intervino Amélie con una sonrisa orgullosa.
—Ah, claro. Con razón tiene un toque francés —bromeó Valentina—. Un poco menos de ajo y más de mantequilla.
—Y más paciencia —añadió Amélie con ese tono dulce que cortaba como vidrio.
Yo me llevé el vaso de vino a los labios para disimular una sonrisa, y vi cómo Paolo hacía lo mismo.
Eleonor los observó con cara de por favor, n