Capítulo 26. El clímax y adiós
El resto de la mañana transcurrió en ese equilibrio raro. Yo trabajaba con el corazón acelerado, como si hubiera bebido café doble, pero en realidad era solo una sonrisa suya la que me tenía así. No sabía qué había cambiado desde el viernes, pero algo había sucedido en ese fin de semana que la volvía más… presente.
Y yo quería entenderlo.
Pasado el mediodía, recibí un correo de ella. Un asunto breve, casi militar:
“Reunión. Sala 3. Ahora.”
Sentí cómo la adrenalina me recorría la espalda. No era extraño que me llamara a reuniones, pero esta vez no había motivo aparente. Reuní mis cosas sin pensar demasiado y fui.
Ella ya estaba allí, revisando datos en la pantalla, como si el mundo entero dependiera de ajustar dos números en una tabla. Me quedé un segundo en la puerta, esperando que dijera algo. Cualquier cosa.
—Cierra —ordenó sin mirarme.
Lo hice y cuando finalmente levantó la vista, no había rastro de la sonrisa de la mañana. Estaba en su modo serio, ese que ponía a cualquiera a temb