ETHAN
Todavía Clara me estaba mirando con el ceño fruncido cuando dijo:
—No sé si voy a poder. Nunca he mirado a nadie a los ojos al correrme.
—Claro que vas a poder, cariño —le aseguré. Moví las caderas para tocar un punto en sus profundidades que la llevó a arañarme la espalda y retorcerse. —Tal vez no lo hayas hecho con alguien más, pero conmigo lo hacías todo el tiempo ¿recuerdas? —Más le valía estallar pronto porque empezaban a tensárseme las pelotas y ya notaba cómo se me acumulaba la presión en la parte baja de la espalda—. Dame otro orgasmo, Clara. Pórtate bien y córrete en la polla de tu "novio". —dije la última palabra haciendo énfasis en ella.
La última frase le hizo arquear la espalda y sacudir las caderas con un ritmo frenético que no tuve más remedio que igualar.
Al cabo de unos segundos vi a pocos centímetros de distancia cómo se le desenfocaban los ojos y volvía a apretarme la polla.
—Ethan —gimió.
Oír mi nombre, pronunciado con tanta reverencia, bastó para ll