El tribunal está repleto de cámaras, abogados, rostros expectantes y murmullos que se apagan tan pronto como el juez entra a la sala. Todos se ponen de pie.
Es el último día. El juicio contra Samuel Bradford y Lara Stone ha llegado a su fin. La tensión no sólo se palpa: se respira, se arrastra entre los pasillos de la justicia como un espectro agónico.
Clara está sentada en la primera fila, junto a Ethan, con las manos entrelazadas. Su espalda está erguida, pero su alma se tambalea.
No se trata sólo de justicia; se trata de cerrar heridas que llevan sangrando demasiados años. Su corazón late con violencia cuando el fiscal se levanta, ajusta su corbata y se dirige al jurado.
—Honorables miembros del jurado, ha sido una larga y dolorosa travesía. Hemos presentado pruebas contundentes, testimonios irrefutables y documentos oficiales que prueban, sin lugar a dudas, los delitos cometidos por los acusados Samuel Cardenas y Lara Stone.
Samuel, trajeado pero demacrado, mantiene la mirada ba