C77: Quiero verte.
Tras aquella revelación que dejó a Jared paralizado, los días comenzaron a adquirir un nuevo ritmo para Nadia. Con la llave en su poder, y con el permiso —aunque reacio— de su tío, ella se dedicó por completo a lo único que en ese momento le importaba más que cualquier otra cosa: el bienestar de su abuela.
No era tarea sencilla, desde luego. La anciana, delicada de salud, requería cuidados constantes y una atención médica meticulosa que no podían proporcionarse en aquella pequeña y solitaria casa ubicada en la parte trasera del terreno familiar. Pero Nadia, decidida a no permitir que su abuela se consumiera lentamente entre aquellas cuatro paredes, tomó la responsabilidad sobre sus hombros y se organizó para llevarla cada mañana al hospital.
El traslado diario se volvió una rutina sagrada. A primera hora del día, Nadia se aseguraba de que su abuela estuviera debidamente abrigada, alimentada y lista para salir. Luego, la acompañaba hasta la clínica, donde los médicos ya conocían su cas