Capítulo 17: Un Trámite Para Una Amiga.
El aire en la cafetería se había vuelto espeso, cargado de silencios y emociones contenidas. Verónica apretaba la mano de Lía con fuerza, como si quisiera transmitirle su apoyo a través de ese contacto. Camila, conmovida, apenas podía creer lo que estaba escuchando.
—No puedo imaginar lo que has pasado, Lía —murmuró Verónica, con los ojos brillantes de lágrimas—. ¡Y tú sola cargando con todo!
Camila asintió, seria, dejando ver esa mezcla de compasión y rabia que solo una mujer herida por la injusticia podía sentir.
—Lo importante ahora es que Lucía tenga sus documentos —dijo, con la seguridad de quien siempre ha sabido tomar decisiones—. Yo trabajo en la clínica, puedo mover algunos contactos. No será fácil, pero puedo certificar que nació allí.
Los ojos de Lía se humedecieron. No sabía si de alivio o de culpa. La mentira se le clavaba como un cuchillo en la conciencia, pero al mismo tiempo le abría la puerta que tanto necesitaba.
—¿De verdad harías eso por mí? —preguntó con un hilo d