Volvía a colocarse un nuevo esmoquin color rojo y solapas negras, con un corbatín a juego. Aunque no tenía ni una pizca de humor ni voluntad, lo hacía por la imagen del día, como uno de los hombres más poderosos de esa noche.
Iría a la inauguración de un nuevo hotel exclusivo cinco estrellas de uno de sus amigos; colega de negocios y excompañero de la universidad. No podía faltar.
Habían emprendido juntos en diferentes direcciones y prosperado de manera radical con sus estrategias. También con la forma en la que hacían acuerdos con otros, ganando muchos más beneficios. Así terminaban por engullir viejas empresas con mejoras y modificaciones de último nivel y sofisticación.
Para esa ocasión no dudó en llamar a una de sus antiguas amantes que recientemente se había instalado en el mismo sitio que él.
La mujer en cuestión, Sofía Green, era hija de un reconocido senador, célebre por su poder y sus constantes escándalos. Ella no se quedaba atrás. Arruinaba familias enteras con tal de cons