El hombre encargado de matar a Antonio llegó al hospital con pasos firmes, pero sin levantar sospechas. Su mirada fría recorría el lugar mientras avanzaba por los pasillos iluminados con una tenue luz blanquecina. Con las manos en los bolsillos y el rostro cubierto por una gorra, se mezclaba fácilmente entre el personal y los visitantes.
Al llegar a una esquina, se detuvo unos segundos para asegurarse de que nadie lo observaba. Luego, con rapidez y discreción, entró a un cuarto de suministros médicos.
Sus ojos escudriñaron el lugar hasta encontrar lo que buscaba: una bata de médico colgada en un perchero. Se la puso encima de su ropa, ajustándola con cuidado para no llamar la atención, debía ser bastante cuidadoso, sabía que si había este trabajo bien Don Dante lo recompensaría y sin contar que estaría la lado de Don Dante
Salió del cuarto con una actitud serena. Caminó con paso seguro, como si conociera perfectamente el hospital. Se detuvo frente a un cartel que indicaba las habita