Maximiliano no me deja sola y eso no es lo mejor para ninguno de los dos cuando parecemos dos erizos esperando el momento perfecto para herir con nuestras púas a cualquier que intente tocarnos.
— ¿Seguiremos así a partir de ahora?— Quiero ir con mi hermana, llévame con mi hermana. — pido y Maximiliano suspira profundo.— Si es eso lo que deseas, está bien, pero, háblame, dime…— Organiza tu vida, Maximiliano. retoma tus asuntos en el trabajo y sigue en lo tuyo que yo seguiré en lo mío.— ¿Podrías decirme que es lo tuyo?— Sufrir hasta que la muerte venga por mí.Maximiliano sonríe carente de gracia y yo solo niego ante cualquier drama que él pueda darme en estos momentos.— Sé que no quieres hablarme con…— No, Maximiliano, no quiero esto.— Lo siento, pero debemo