Por fortuna, el dolor de cabeza no se intensifica más y por eso, puedo continuar presente en la cita del hombre que de inmediato, recibe su tratamiento aunque me mira suplicante para evitarlo.
— Eso no es negociable, los dos vamos a recibir nuestros respectivos tratamientos te gusté o no. Así pasó conmigo y aquí estoy; viviendo horas extras. — digo y él me observa con molestia.— No digas esas cosas, no son agradables. — dice mi suegro.— Dejaré de decirlo si aceptas recibir el tratamiento.— ¿Qué pasa si no lo hago? — pregunta mi suegro y yo lo observo amenazante.Sé que él es un hombre terco y más cuando se lo propone, por eso, miro seriamente a mi suero y me cruzo de brazos, para mostrarme imponente y lista para cualquier enfrentamiento.— Incluso si muero, sería capaz de hacer un pacto con satanás solo par