Duele todo en mí, me causa tanto dolor tener cuatro de mis deseos más grandes y tener que renunciar a todo ello porque a falta de buenas noticias, Maximiliano decidió actuar así. Pero, no puedo hacer algo para cambiarlo, solo lidiar lo mejor que pueda ante las malas noticias que no dejan de presentarse.
— Señorita…— No, por favor. — pido mientras corro hacia las escaleras, deseando que nadie me persiga.Con mi mente en blanco, bajo cada escalón sintiéndome patética por creer que las cosas podrían funcionar cuando mi conteo regresivo parece acelerarse. Es por eso, que lloro como una tonta. Una que no tiene un hombro en el cual llorar ni un respaldo familiar que pueda protegerme de cualquier tontería que decida Maximiliano.— ¡Axael, espera un momento! — grita alguien desde arriba, pero yo no me intereso por mirar quien me llama.— Esta en el