Habíamos tocado fondo, sin duda alguna eso habíamos hecho, porque él al confesar que nos amamos, dejamos claro que él no piensa irse y yo no deseo que se marche. Tantas palabras hirientes o silencios incómodos para llegar a esto.
— Somos unos idiotas en esto, ¿no es así? — pregunto y Maximiliano sonríe sinceramente por primera vez desde que estoy aquí.— Es verdad, somos unos tontos que se aman.— Maximiliano…— No quiero perderte. — dice Maximiliano con dolor.— Cuando te casaste conmigo sabías que eso sucedería.— Lo sé, pero, no pensé que dolerías tanto. — dice Maximiliano con dolor.Suspiro profundo y con cuidado, me siento en el suelo frente a él, pero, Maximiliano de inmediato me carga para colocarme sobre sus piernas y así enterrar su cabeza en mi pecho, donde llora desco