.12.
Tomó un taxi que la llevó al lugar donde se encontrarían: un pequeño departamento que Hugo había alquilado. Al llegar, Sofía sacó las llaves que él le había dado unos días antes, "por si acaso". Nunca imaginó que esa situación se presentaría tan pronto.
Sin embargo, al entrar, se llenó de incertidumbre: Hugo no estaba allí. Frunció el ceño, extrañada, y notó una nota sobre la mesa que decía que no se preocupara, que regresaría pronto.
Una fuerte aprensión se instaló en su pecho. No le gustó en absoluto lo que estaba sintiendo. Solo deseaba que Hugo regresara lo más pronto posible.
Pero, por desgracia, él nunca llegó. Pasaron las horas, y Sofía lo llamó una y otra vez, enviándole incontables mensajes que quedaron sin respuesta. La desesperación la consumía. La incertidumbre la estaba matando. En su mente no podía evitar imaginarse lo peor, y esos pensamientos no la tranquilizaban en absoluto.
No podía quedarse ahí, inmóvil, sin hacer nada. Necesitaba encontrarlo, aunque no supiera dónd