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Era Marina, su amiga de la infancia, a quien consideraba como una hermana. Habían compartido tantas cosas desde niños que su llamada le alegró al instante. Quería contarle lo que estaba pasando con él y Sofía, de quien le había hablado tantas veces. Sin embargo, la voz de Marina lo alarmó.
—Cálmate. ¿Qué pasó, Marina? —preguntó al ponerse de pie, expectante.
—¡Lo maté, Hugo! ¡Lo maté! —gritó ella al otro lado de la línea.
Hugo buscó rápidamente sus llaves y salió del apartamento sin pensarlo dos veces. Cuando llegó a la casa de Marina, corrió hacia ella con urgencia al divisarla a la distancia.
Entonces se dio cuenta de un pequeño detalle: su blusa estaba llena de sangre. ¿Qué había pasado? Fue lo primero que se preguntó mientras la miraba con los ojos bien abiertos. ¿Qué había hecho?
—Hugo, él... él quiso violarme —dijo Marina entre sollozos. Hugo movió rápidamente los ojos, divisando detrás de ella el cuerpo de un hombre en el suelo con una gran herida en el pecho.
De inmediato lo r