Mundo ficciónIniciar sesiónMarianne es una chica rubia muy hermosa de una familia muy rica, su vida da un giro cuando de pronto todo su castillo lujoso empieza a derrumbarse, tendra que adecuarse a una nueva vida sin lujos y bastante difícil
Leer másEl chirriar de la puerta abriéndose hace que me estremezca, llego a casa después de un día agotador, camino hacia la cocina por un bocadillo mientras dejo mi portafolio en el sofá; el nudo de la corbata está asfixiándome, la desabrocho mientras abro la nevera y tomo un pedazo de pastel y leche. Después de comer subo las escaleras y me detengo frente al espejo, observo mi rostro detenidamente por un par de segundos; y en mi reflejo puedo ver que los años no pasan en vano, tarde o temprano envejecemos con el tiempo, mis ojos cafés y cabellos se tornaron grises, mi piel se volvió pálida, rápidamente me deterioro como una rosa marchita y me pregunto ¿Será que todo esto es normal para un abogado penalista soltero de 34 años?
Camino cabizbajo hacia la pequeña biblioteca, pues ahí deje unos documentos muy importante de mi cliente. Entro al lugar voy directo al escritorio donde los puse, tomo los papeles y los leo mientras camino hacia afuera, en eso tropiezo con una silla y caigo al suelo mirando el estante de los muchos libros que me sirvieron en la universidad; pero uno de ellos me llama la atención, aquel no se miraba gris como todos los demás era bastante colorido, me levante y tome el pequeño libro morado en realidad era un diario y pertenecía a un chica; me siento en el sillón y lo miro por un par de segundos había olvidado que tenía eso conmigo. Después de muchos años abrí el diario y en la portada estaba una fotografía pegada de la familia Mancini Jones, observo la fotografía pero mi mirada se centra en una bonita rubia de cabellos ondulados, ojos verdes como esmeraldas, piel blanca como la nieve, había olvidado lo hermosa que era. En la página siguiente comenzaba el escrito así que me dispuse a leer. Me llamo Marianne tengo 22 años, mis padres eran: Rodrigo Mancini Stuart y Angie Jones Hiedrich, tenía tres hermanos: Diana, con dos años menor que yo, ella era igual a papá, de cabellos y ojos castaños, de mirada fría y calculadora, podría decirse que Diana era la que siempre llamaba la atención en su escuela, pues, era bonita y muy inteligente. Luego esta mi hermano Anderson, mis padres lo adoptaron cuando tenía 6 meses, venia de Puerto Rico, tenía unos bonitos ojos y cabellos negros que combinaban perfectamente con su piel canela, también era muy popular en su escuela, a la corta edad de 16 años, ya era todo un galán, por último está el más pequeño de todos nosotros, con tan solo 6 añitos Ryan era un niño inteligente, súper tierno y muy amable, él y yo salimos igual a mamá, con nuestros cabellos rubios y ojos verdes. Ha pasado dos años y medio desde que perdí a mi familia, apenas recuerdo los momentos tan felices que pase con ellos, las grandiosas navidades junto a ellos, las fiestas de cumpleaños de mis hermanos, a mis padres que siempre fueron tan cariñosos y estrictos conmigo. Tal parece que estoy pagando, todo lo malo que hice en esta vida, pues, no me considero una chica buena, siempre he humillado a cualquier persona que se ha cruzado en mi camino, hablo de la gente de bajos recursos, la que siempre desprecie por ser pobres, por eso; entre a una universidad pública para mostrarles que yo era superior a ellos en todos los aspectos , pero al contar una historia se debe empezar desde el principio, así que, les contare desde el día que comenzó a cambiar mi vida. Era un 11 de marzo tenía 20 años, estaba disfrutando del desayuno con mi familia, la mesa estaba repleta de comida deliciosa, preparada por el chef de la casa, aunque la comida se miraba muy exquisita, prefería tomar un vaso de yogurt y comer una manzana, eso es para no engordar, pues, cuidaba mucho mi apariencia. Mi mamá sentada al lado izquierdo de papá, estaba conversando con él de algo muy importante, los dos se miraban muy preocupados, pero no les di importancia así que, me despedí de ellos con un beso y abrazo. Afuera de la casa me esperaba el chofer para llevarme a la universidad, ya que estudiaba para ser abogada, subí al auto mientras miraba los mensajes de texto de mis amigas, que al igual que yo, eran niñas ricas. Llegue a la universidad y me dirigí al salón de clases, me senté adelante como siempre, en eso entra el auxiliar de derecho penal II, era un chico sin gracia alguna, tan delgado, tan debilucho, y como todo nerd usaba anteojos, el nombre de este espécimen es Jeremy Anderson; tenía unos ojos y cabellos cafés, lo miro fijamente con una sonrisa pícara, tramando algo para avergonzarlo como siempre lo hacía en cada una de sus clases; de pronto algo viene a mi mente, algo tan increíble, el plan maquiavélico para este sujeto, mientras Jeremy explica su clase, pienso cual sería el momento ideal para ejecutar este increíble plan, faltan 5min para acabar la clase, esta es mi oportunidad para avergonzar a este tonto, digo en voz baja. En eso entra el rector Jack Parker, un gordito, bajito muy gracioso, echando a perder mi plan, dice el que la próxima semana no habrá clases por algunas remodelaciones en toda la universidad, todos nos alegramos mucho, ya era hora de que tenga un tiempo libre para hacer mis compras, el rector se marcha y con eso Jeremy pone fin a la clase, mientras una parte de mi está molesta por no haber podido hacerle la broma al nerd. Me despido del debilucho y le digo que espero con ansia su próxima clase, él me mira bastante desconcertado, y como todos los días las horas se fue pasando y el tiempo de volver a casa se estaba acercando, en la salida mi chofer estaba esperándome, subí al auto y nos dirigimos hacia el centro comercial por un par de zapatillas, llegamos a casa como a las 7:00 pm, entre a la casa y en la sala estaban mis padres esperándome, observe en sus caras una preocupación muy grande, los salude y me dijeron que querían hablar conmigo de algo muy serio en eso tome asiento y los escuche. _ ¡Mira hija! Tenemos un problema muy grande. Dice mi padre. _ ¿Qué clase de problema? _Es algo muy serio que cambiara nuestras vidas para siempre Marianne. Dice mamá, bastante angustiada. _ ¡Bueno! Le digo un poco confundida. _Hija, la cuestión es que la compañía quebró. Las acciones se desplomaron y estamos en la banca rota. No podía creer lo que papá me estaba diciendo, creí que todo era un sueño espantoso y tenía que despertar, pero era inútil, en verdad estaba pasando todo eso, a lo que le respondí muy exaltada. _ ¡Que! Papá no me estás jugando una broma. Y esto ¿cómo paso? Le pregunte un poco más tranquila. _La competencia nos aplasto hija, los accionistas mayoritarios vendieron la compañía, cuando todo se desplomo. _ ¿Cómo es esto posible? Si tú eres uno de los accionistas mayoritarios, tú fundaste esa compañía. _ ¡Hija! Son negocios tú no entenderías. Lo mire muy molesta. _ ¡Pero! No estamos del todo mal, aún están las cuentas en el banco. Tenemos el dinero suficiente te para salir de esta situación hasta que tu consigas otro trabajo ¿verdad? _Mary yo...mi padre comenzó a tartamudear. Yo invertí en la compañía todo el dinero que teníamos en el banco. Al escuchar eso, sentí tanta rabia, tristeza, desesperación, estaba muy alterada no podía creer que todas esas cosas me estuvieran pasando a mí. _ ¡Estamos arruinados! Solo eso pude decir. _Hija, tu padre y yo quedamos en decírtelo a ti primero, ya que tú eres la mayor y sé que puedes ayudarnos a que tus hermanos no se preocupen. ¿Tenemos tu apoyo cariño? _ ¡Supongo que sí mamá! Y ahora ¿Qué pasara con nosotros? pregunté angustiada.Un día nuevo comenzó eran las 6:00 y como siempre tenía que ir a repartir el periódico, me dirigí a la habitación de Ryan para despedirme de él, pero observe la puerta entre abierta de la habitación de mamá, supuse que ya se había levantado así que fui a despedirme de ella, entré a su habitación y la ví acostada; se me hizo algo extraño así que le hable bajo pero ella no respondió, tenía la respiración acelerada como si estuviera enferma, me acerque a ella y toque su frente, tenía temperatura, estaba transpirando, mi madre estaba enferma, me dispuse hacer lo mismo que ella hacia cuando mis hermanos y yo enfermábamos, no sin antes pedirle permiso al encargado que me daba a repartir los periódicos, que no podía hacerlo hoy, él dijo que no habría problema; me lo descontaría del sueldo, me dolió oir eso pero ahora mi prioridad era mi mamá. _ ¡Mamá! Le hable al oído. Ella me miro con sus ojos entreabiertos. _ ¡Mary! ¿Qué haces aquí? Deberías estar trabajando_ Respondió con la respirac
Horas después, me dirigía hacia el estudio de música, donde tenia que limpiar los vidrios, no quedaba muy lejos así que preferí caminar y además así ahorraría el dinero de no pagar el autobús, iba cabizbajo con el semblante decaído, pensando en las muchas deudas por pagar y además por todo lo que la pelirroja había dicho, supongo que si le había hecho bastante daño en el pasado y ahora el karma me había puesto en mi lugar. extrañaba mucho a mi padre; desde hace tiempo que no se me venían recuerdos buenos, solía tener pesadillas de la manera en que mi padre había muerto; tenia unas enormes ojeras, ya que también padecía de insomnio, en ocasiones tenia un bucle mental, me generaba ansiedad, me desestabilizaba, estaba cansada por todo aquello pero, no había de otra; tenia que seguir, llevar dinero a casa era lo único que importaba; el agotamiento no estaba permitidopermitido y la vulnerabilidad tampoco. Estaba muy pensativa que no me fije en el chico que venía de frente un tanto distr
Había pasado tres mes desde que papá murió, era noviembre el penúltimo mes del calendario, las noches comenzaban a ponerse frias; después de todo lo que pasó abandone la universidad en septiembre para buscar empleo ya que mamá estaba cansada últimamente, la vi convertirse de una fina dama a una mugrosa lava platos; aquella hermosa señora, estaba tan demacrada y más delgada de lo normal. El trabajo que conseguí consistía en repartir el periódico y leche por las mañanas luego de eso iba a una cafetería como camarera hasta las 8:00 pm, terminaba ahí y proseguía a ir al otro empleo, iba a limpiar los vidrios en un estudio de música, solo iba los martes y viernes, en eso me mantenía ocupada casi la mayoría de mi tiempo; ya me habituaba a esta vida pero al veces añoraba la anterior en que todo era perfecto o parecía serlo. Salía de mi casa a las 6:00 am y retornaba a las 11:40 pm, con el sueldo de esos trabajos y aumentando el de mamá pudimos pagar la colegiatura de mis hermanos, hipoteca
Si bien lo recuerdo, en cada Navidad papá nos contaba de su vida; según el venía de un linaje de ricos que generación tras generación fueron pasando la herencia, mencionaba que los herederos de todo el imperio creado por ellos eran los primogénitos, y papá era hijo único de aquel primogénito, desde pequeño mi abuelo enseño a papá el negocio familiar: la fabricación de telas finas, mi abuelo lo llevaba siempre con él a las fábricas, a las reuniones para que fuera aprendiendo como se manejaba todo. En todo caso la herencia llegó a mi padre cuando tenía 16 años pues sus padres y sus abuelos habían muerto en un accidente aéreo, o eso fue lo que le dijeron a él, después de aquello aconsejado por Andrew un anciano de confianza de su padre y además tutor de mi padre; con su ayuda llegó administrar todos los bienes de manera correcta, hasta que cumplió los 18 años, como ya era mayor de edad, todo lo que un día fue de su padre, paso a ser de él, trabajo tanto que logró acumular mucho dinero;
Después de la conversación que tuvimos llegaron mis hermanos, mis padres les explicaron que algunas cosas de ahora en adelante iban a cambiar, sin exponer la verdadera razón de nuestra ruina. Pasaron dos meses y las cosas en casa fueron cambiando mucho, los choferes, las empeladas, los cocineros, y todo el personal en general fueron despedidos, yo aprendí a conducir y era la encargada de llevar y recoger a mis hermanos de la escuela, o sea yo hacia la de chofer. Mientras mis padres buscaban empleo, yo tenía que ser la que manda en la casa, era la encargada de velar por mis hermanos, de hacer que cumplan con su rol diario. De vez en cuando pensaba en los lujos que disfrutaba, la ropa muy costosa, joyas lujosas, zapatos finos. Tenía la esperanza que todo eso, otra vez volvería a mi vida, pero la esperanza fue lo primero que murió, ya que papá no encontró empleo en ninguna empresa, todos lo que alguna vez llamó amigos desaparecieron, es más mi padre ni siquiera era bien visto en el mun
El chirriar de la puerta abriéndose hace que me estremezca, llego a casa después de un día agotador, camino hacia la cocina por un bocadillo mientras dejo mi portafolio en el sofá; el nudo de la corbata está asfixiándome, la desabrocho mientras abro la nevera y tomo un pedazo de pastel y leche. Después de comer subo las escaleras y me detengo frente al espejo, observo mi rostro detenidamente por un par de segundos; y en mi reflejo puedo ver que los años no pasan en vano, tarde o temprano envejecemos con el tiempo, mis ojos cafés y cabellos se tornaron grises, mi piel se volvió pálida, rápidamente me deterioro como una rosa marchita y me pregunto ¿Será que todo esto es normal para un abogado penalista soltero de 34 años? Camino cabizbajo hacia la pequeña biblioteca, pues ahí deje unos documentos muy importante de mi cliente. Entro al lugar voy directo al escritorio donde los puse, tomo los papeles y los leo mientras camino hacia afuera, en eso tropiezo con una silla y caigo al suelo m
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