Mundo ficciónIniciar sesiónUn día nuevo comenzó eran las 6:00 y como siempre tenía que ir a repartir el periódico, me dirigí a la habitación de Ryan para despedirme de él, pero observe la puerta entre abierta de la habitación de mamá, supuse que ya se había levantado así que fui a despedirme de ella, entré a su habitación y la ví acostada; se me hizo algo extraño así que le hable bajo pero ella no respondió, tenía la respiración acelerada como si estuviera enferma, me acerque a ella y toque su frente, tenía temperatura, estaba transpirando, mi madre estaba enferma, me dispuse hacer lo mismo que ella hacia cuando mis hermanos y yo enfermábamos, no sin antes pedirle permiso al encargado que me daba a repartir los periódicos, que no podía hacerlo hoy, él dijo que no habría problema; me lo descontaría del sueldo, me dolió oir eso pero ahora mi prioridad era mi mamá.
_ ¡Mamá! Le hable al oído. Ella me miro con sus ojos entreabiertos. _ ¡Mary! ¿Qué haces aquí? Deberías estar trabajando_ Respondió con la respiración acelerada. _Es que te vi muy mal y decidí quedarme a cuidarte. _ ¡Pero hija! ¿Y el trabajo? _No te preocupes, ya pedí permiso, además otra me suplirá. _ ¡Los niños! ¿Mi trabajo? Lo dijo mientras intentaba pararse de la cama, pero no tenía fuerzas para hacerlo. _ ¡Tranquila! Ya llame a tu jefa, para que te diera permiso, ves todo solucionado, tú solo descasa, le dije mientras la arropaba. _ ¡Está bien hija! ¡Gracias! _ No tienes que agradecer, ahora lo que importa es que te pongas bien ¿Estas enferma o algo así? Le pregunte dándole un té de manzanilla. _N..no te preocupes hija es solo un poco de fiebre, ya pasara. Me dijo un poco nerviosa. _ ¡Segura! dije levantándo una ceja. _ ¡Si! Ya verás que mañana estoy bien. Algo dentro de mí decía que mi madre mentía, pero tampoco me atreví a cuestionarla. _ ¡De acuerdo! Me tome el día libre así que estaré pendiente de ti. _ ¡Pero Mary! No tenías que hacer eso cariño, estoy buen y además no quiero interrumpir en tus trabajos. _ ¡Tranquila! Ya solucione aquello, además ya no pasamos tiempo juntas, hay que aprovechar— Le decía mientras me acurrucaba entre sus brazos, vaya que bien se sentía el amor maternal, platicamos por un momento, de cuando era niña, luego ella se durmió y la dejé sola mientras iba a la cocina a preparar el almuerzo, aprendí a cocinar no había de otra. Llegaron mis hermanos y comimos juntos, pero en silencio hasta que Ryan me preguntó porque estaba en casa a esa hora. _ ¡Veras Ryan! Mamá está enferma, es por eso que hoy falte al trabajo, necesitaba cuidados. _ ¡Queee! Dijeron todos. _ ¿Qué paso? Pregunto Anderson. _ ¿Se pondrá bien? Dijo Diana. _ ¡Si! Solo es una pequeña fiebrecilla, se pondrá bien. _ ¡No, nos asustes así! Dijeron todos. Les sonreí y les dije. _ ¡Los tres! ¿Cómo les fue en la escuela? Rápidamente bajaron la cabeza y un silencio enorme invadió el lugar otra vez. Mis hermanos terminaron de comer y luego cada uno se fue a su habitación, pretextando tener tarea, no sin antes mencionarles que vayan a ver a mi madre; solo el pequeño Ryan se quedó en la mesa, estaba mirándome levantar los platos. _ ¡Mary! Me dice con un semblante triste. _ ¡Si pequeño! Le digo mientras me siento junto a él, acariciando sus lindos rizos y pude notar que mi pequeño hermano estaba sollozando. _Extraño a papá. _ ¡Lo sé! También yo cariño, pero no hay que estar triste sabes que papá está en el cielo con los angelitos cuidándonos siempre mi niño. Le dije mientras lo abrazaba. Ryan se marchó a su habitación después de nuestra pequeña plática, termine de lavar los trastes. Subí a la habitación de mamá, llevando agua tibia y pañuelos; noté que la fiebre ya se le había quitado, la mire durante unos minutos, ella había cambiado mucho, ya no era aquella hermosa rubia a la que todas envidiaban, su belleza se había apagado tenía las manos callosas y bastantes delgadas, estaba muy pálida. Mientras la observaba, de pronto me vinieron a la mente recuerdos fugaces de cuando era una pequeña niña, todos juntos en un día de campo, papá, mamá, Diana, Anderson y el pequeño Ryan aún era un bebe; esos tiempos eran los mejores, en eso la dulce voz de mi querida madre me saca de mis pensamientos. _ ¡Mary! Linda ¿Qué haces aquí? habló con la voz un poco débil. _Quería ver si te sentías mejor. Le dije mientras me sentaba a lado de ella. _Querida ya me siento mejor, gracias a ti mi linda niña. Lo dice mientras besa mi frente. _ ¡Si se nota! Entonces iré a trabajar por la noche, ya que estas mejor; además estaras a los cuidados se Anderson y Diana. _ ¡Si claro! Ve no te preocupes, los muchachos me cuidaran bien. Esa noche fui a trabajar como siempre, llegando a casa después de medianoche, esta vez no estaba tan cansada por lo que no había ido a trabajar en toda la mañana, entre a la habitación de Ryan a darle el beso de las buenas madrugadas, luego fui a la habitación de mamá, esta dormida plácidamente y se miraba mucho mejor que en la mañana, le di un beso y me fui a mi habitación, no tenía sueño todavía, así que me puse a pensar en algo que me había desconcertado por la tarde; en mis hermanos del porque ninguno me dijo como le iba en sus clases ¿Será que tenían problemas? Me preguntaba si también los molestaban como a mí. Casi ya no veo a mi familia y no estoy pendiente de lo que mis hermanos hacen todos los días, eso me preocupa, pero por más que quiera no puedo, primero tengo que traer dinero a la casa para pagar las cuentas y sus mensualidades de la escuela, hace tres meses que deje la universidad, en serio quería ser abogada, pero el maldito destino tenía otros planes para mí, odiaba aquello, después de meditar un por un rato me quede profundamente dormida.