La noche habĂa caĂdo como una cortina pesada, envolviendo la aldea en un silencio expectante. La luna, menguante pero aĂşn poderosa, colgaba en el cielo como una promesa de que algo estaba por revelarse. Eira no podĂa dormir. Desde la visita al corazĂłn espiritual de la maldiciĂłn, algo dentro de ella se habĂa despertado. No era solo una comprensiĂłn… era fuego.
Caminaba descalza por la tierra hĂşmeda, dejando que sus sentidos se mezclaran con la oscuridad y con los latidos del bosque. En sus oĂdos aĂşn resonaban las palabras de los ancestros, sus advertencias, sus bendiciones malditas. Y en su pecho… Aidan.
Desde que Ă©l habĂa tomado la decisiĂłn de volver a reunir a los exiliados para enfrentar la amenaza creciente, algo habĂa cambiado en su vĂnculo. No era simplemente amor, era un entretejido de pasados rotos y presentes que ardĂan en llamas. Eira sentĂa que lo necesitaba como nunca antes, no solo como compañero, sino como equilibrio.
Cuando llegĂł al claro donde todo habĂa comenzado —el mi