La brisa que corrĂa entre los árboles parecĂa distinta aquella noche. Más densa. Más cargada. Como si los secretos del bosque finalmente hubieran decidido abandonar su escondite y danzar alrededor de Eira mientras avanzaba.
Desde el dĂa en que el Consejo aceptĂł su permanencia, las cosas no habĂan sido del todo tranquilas. HabĂa respeto, sĂ, pero tambiĂ©n miradas que pesaban como juicios. Aidan, siempre su pilar, la acompañaba en cada entrenamiento, cada reuniĂłn y cada paso hacia lo que se avecinaba. Sin embargo, incluso Ă©l empezaba a tener sueños extraños. Ecos de recuerdos que no le pertenecĂan del todo. Sombras de una vida anterior… o de una parte de sĂ que nunca supo que existĂa.
—Te has vuelto más silencioso Ăşltimamente —dijo Eira, mientras recogĂa las hierbas que se necesitaban para el ritual de luna llena.
Aidan desviĂł la mirada, con los mĂşsculos tensos bajo la camiseta oscura. Sus manos estaban llenas de tierra, pero no le importĂł limpiarlas.
—Anoche… soñé con un lobo blanco. Me