100. Te amo
Se obligó a respirar y tragó saliva incapaz de calmar el temblor en su mandíbula..
Pero Lana merecía justicia.
Merecía redención, ser limpiada y sanar lo que él no pudo prevenir.
Merecía saber que no era culpable, que nunca lo había sido.
Él le había fallado y que nadie, absolutamente nadie, tenía derecho a tocarla jamás, ahora ella no iba a estar sola nunca más.
—Eryx, por favor...
Él bajó la vista hacia ella con absoluto desprecio.
—Continúa —ordenó la voz baja, peligrosa y los dientes apretados—. Dilo todo.
Zoe se llevó las manos al rostro.
—Arrastré a Lana... la puse a su lado... —su voz se volvió un susurro—. Para que pensaran que había sido ella. La a merecía morir. Siempre tuviste ojos para ella, siempre. Desde el primer día, aunque la ocultaras, aunque fingieras que era nada, a pesar de que la trataras como concubina. ¡La querías a ella! ¡Todos siempre la quieren a ella, incluso mi macho!
—Tu "macho" intentó violar a mi hembra —dijo Eryx con un tono tan grave que heló la sangre