Aprovecho que esta tumbado en el piso, agarrándose de su hombría adolorida, y apresuro el paso hacia la cama donde se encuentra mi hija. Cuando estoy a un paso de llegar, me toma de la cintura tirándome hacia atrás, clavando sus dedos con demasiada fuerza, pero ignoro por completo el dolor, me doy vuelta con rapidez y quedo frente a él.
—No vas a ningún lado —farfulla. Le regalo un puñetazo en la quijada. Contraataca dándome otro con la mano invertida, haciendo que por la fuerza caiga de bruces al suelo. Aprovecha el verme desvalida y me acecha, lo barro con mi pie haciendo caer, dando la cabeza en el borde de una silla de madera que se encontraba a un costado de la cama. Me levanto rápido y con agilidad, y me pongo en posición para pelear; sé que para salir de aquí voy a tener que acabar con él, y mi arma terminó debajo de la cama—. Si no vienes conmigo por voluntad propia, vas a venir conmigo a la fuerza —amenaza, levantándose.
No le doy tiempo a estabilizarse en su totalidad, soy c