Eirikr había preparado que uno de sus restaurantes le llevara una cena decente como bienvenida. Con ayuda de Duque, la mesa estaba lista y todo preparado en la cocina para cuando ellos llegaran. Las velas inundaban el lugar, trayendo un olor agradable a los nuevos habitantes.
—¿En qué momento preparaste esto? —pregunta Everly al ver la mesa puesta con abundantes postres.
—Tener un par de restaurantes ayuda —confiesa él, invitándolas a sentarse—. Siéntense, esta noche yo les serviré —declara, llevando a su hija consigo a la mesa—. Primero, la princesa de la casa.
Dicho esto, sienta a la pequeña junto a la silla principal.
—Ahora, la reina de la casa —dice mientras desliza la silla para que Everly se siente.
Everly no puede evitar reír de emoción; un gesto así, nadie jamás lo había tenido con ella, y ahora él ya lo ha hecho tres veces.
—Gracias —expresa ella con una sonrisa radiante en el rostro. La pequeña Deneb lleva sus manitas a la boca y se las tapa cuando ríe en complicidad con su