C64: Es el único ser en este mundo capaz de matarme.
La atmósfera en la mazmorra era espesa, repleta con el hedor metálico de la sangre y el sudor que impregnaba las paredes de piedra. La humedad se aferraba a la piel, asfixiante y persistente, como si el mismo ambiente pudiera anticipar la gravedad de la conversación que estaba a punto de tener lugar.
Dorian, con la piel manchada de sangre y el hombro desgarrado por la mordida de Somali, dejó escapar un gruñido bajo al comenzar su transformación. Su cuerpo, aún en su forma de lobo, se estremeció con violentos espasmos cuando la magia ancestral de su linaje comenzó a actuar, forzando el regreso a su forma humana.
Sus huesos crujieron con un sonido que reverberó en aquel sitio, como ramas secas quebrándose bajo una presión descomunal. Sus músculos se contrajeron, reconfigurándose mientras el pelaje dorado se encogía y desaparecía, dando paso a la piel curtida por las innumerables batallas que había librado. El cambio no fue rápido ni indoloro; aunque Dorian había pasado siglos dominando