Ronan no tenía otra opción. No había señales, ni encuentros pactados. Si quería advertirle a Nolan, debía ir en persona. Así que dejó el territorio sin mirar atrás, cruzando campos y bosques hasta alcanzar los límites del Clan enemigo. Su única guía era la urgencia. Esa sensación pesada en el pecho que le gritaba que no podía quedarse callado, que el silencio en ese momento era traición para su manada original.Cuando finalmente llegó al territorio de Nolan, lo buscó sin descanso. Al hallarlo, se acercó sin vacilar. A Nolan no le agradaba para nada las informalidades, no era cercano a los suyos, todos lo debían tratar como si fuera un dios. Sin embargo, Ronan estaba demasiado apresurado y desesperado por explicarle la situación lo antes posible.—Alfa, Dorian está tramando algo. Algo serio.Nolan lo miró con recelo y atención. —¿De qué estás hablando exactamente?Ronan tragó saliva. Había repetido esas palabras varias veces en su mente, pero aún así le costó decirlas en voz alta.—Me
Detrás de la figura majestuosa y dorada de Dorian, emergió otra silueta, más delgada pero igual de imponente. Era Somali, en su forma de loba. Su pelaje, amarronada-rojiza, contrastaba con la luz áurea que parecía emanar de Dorian. A cada paso suyo, la tierra parecía estremecerse ligeramente, como si incluso la naturaleza reconociera su presencia.Ronan sintió que el tiempo se detenía por un instante. Él sabía que Somali había comenzado a reconectar con su loba interior, ella misma se lo había confesado en algún momento, pero hasta donde tenía entendido, el control absoluto sobre esa parte salvaje aún le era esquivo. Sin embargo, allí estaba, caminando con seguridad. Y eso lo desconcertó.Somali caminaba justo detrás de Dorian, pero cuando sus ojos se posaron en Ronan, algo en ella cambió. Fue como si una furia dormida despertara en su interior. Dorian se detuvo, percibiendo el cambio, pero no la frenó. Somali continuó, acercándose poco a poco al cuerpo de Ronan, que yacía en el suelo,
Dorian permaneció un momento en silencio, contemplando a Ronan como si aún le costara aceptar la traición que acababa de presenciar con sus propios ojos. El viento agitaba suavemente su pelaje, pero su cuerpo seguía tan firme como una roca, como si se aferrara a la compostura para no dejarse arrastrar por la rabia que hervía bajo su piel.—Esto que hiciste —articuló Dorian—... es una traición imperdonable. Exponer a mi compañera destinada. Saber lo que sufrió en manos de Nolan... y aun así permitir que estuviera en peligro, sabiendo que la secuestrarían, que la torturarían otra vez... Eso, Ronan, no tiene perdón. Así que tu castigo será muy severo, y probablemente, termine en la muerte.Ronan gruñó, con los colmillos apretados.—Hice lo que tenía que hacer por mi Alfa. Por mi Clan —declaró, todavía orgulloso, incluso acorralado.Dorian lo observó unos segundos más, y su rostro mostró algo parecido a la lástima, pero no por debilidad, sino por la decepción profunda de ver lo que se hab
Saphira alzó la voz, clara y firme, resonando con autoridad.—Hoy, nos reunimos para juzgar a Ronan, ex miembro del Clan Varhallow, quien ha cometido un acto de traición imperdonable. No solo ha traicionado la confianza de nuestro Alfa, Dorian, sino que ha expuesto a su propia compañera, Somali, a un sufrimiento que ninguna manada debería permitir. A través de sus actos, Ronan ha puesto en peligro la vida de nuestra manada, nuestra unidad, y ha comprometido el espíritu mismo de lo que significa ser parte de este Clan.La multitud comenzó a murmurar, y algunos de ellos lanzaron gritos de odio, mientras otros compartían sus palabras de decepción.—¡Traidor! ¡No mereces estar aquí! —gritó una voz desde el fondo.Los ecos de la furia se alzaron como un rugido, pero Saphira no se detuvo. Su presencia era como una roca en medio de la tormenta.—El daño que has causado, Ronan, no es solo físico, sino espiritual. Como lobos, nos unimos no solo por la sangre, sino por la lealtad y el respeto.
El Laboratorio Delta-7 no era un sitio común. Oculto en las profundidades de la ciudad humana, bajo toneladas de concreto y acero, albergaba uno de los secretos mejor guardados del mundo: el lobo inmortal.Los científicos no conocían su nombre, solo lo llamaban Sujeto Alfa. No sabían que no era solo un lobo, sino una criatura más antigua que sus propias civilizaciones.Los guardias del laboratorio se jactaban de haber atrapado a la bestia más peligrosa de la historia, el lobo de la leyenda, el Alfa eterno, el salvador de su especie. Pero en lugar de liderar a su pueblo, ahora yacía en una habitación de cuatro paredes blancas, sometido a pruebas que lo destruían una y otra vez… solo para verlo sanar, solo para comprobar lo que ya sabían: no podían matarlo.El frío de la habitación era insoportable y el hedor a sangre y pólvora impregnaba el aire. En el centro, sujeto con cadenas de acero reforzadas con plata, yacía el lobo de la leyenda.Su pelaje dorado estaba cubierto de llagas abier
Los antiguos hablaban de un lobo nacido bajo el aliento de la luna. Un ser distinto a todos los demás, con un propósito que lo trascendía: proteger a su especie y restaurar el equilibrio de la tierra.No era solo una bestia de colmillos afilados y fuerza sobrenatural. Era la encarnación de la voluntad de la naturaleza, un espíritu ligado a los bosques y montañas, al río y al viento. Su sangre no era solo lobuna, sino un eco de los dioses primordiales, aquellos que crearon el mundo antes de que la humanidad lo reclamara.Sin embargo, los humanos nunca comprendieron.Hubo un tiempo en que los lobos y los humanos compartieron el mundo sin necesidad de violencia. Los bosques eran vastos, los ríos corrían libres y el equilibrio se mantenía. Los lobos no eran simplemente depredadores: eran los guardianes de la vida misma.Pero los humanos olvidaron su lugar. Se expandieron sin medida, talaron los bosques, secaron los ríos, mataron más de lo necesario. El equilibrio se rompió.Cuando los lob
Desde que tenía memoria, Somali nunca encajó.No era solo una sensación pasajera, un malestar común de la infancia o la adolescencia. Era una certeza. Desde que era niña, había sentido que su existencia se desarrollaba en una frecuencia diferente a la de los demás. Sus sentidos eran demasiado agudos, su instinto demasiado fuerte, su percepción del mundo demasiado intensa.Los sonidos eran más nítidos para ella, los olores más penetrantes, las luces más cegadoras. Podía escuchar conversaciones en susurros al otro lado de la habitación, distinguir ingredientes en una comida con solo olerla, notar cambios imperceptibles en el comportamiento de la gente.Pero eso solo la volvió extraña ante los ojos de los demás."Qué rara es.""¿Cómo lo escuchó si no lo dije tan fuerte?""Ella no es normal."Creció aislada, observando más que participando, escuchando más que hablando. Aprendió a fingir, a modular sus reacciones, a pretender que era como los demás. Pero en su interior, siempre supo que no
Desde aquella noche, Somali no pudo dejar de vigilarlo. Día y noche, sin importar la hora, siempre encontraba un momento para observarlo, incluso en la madrugada. Pero no volvió a ver a aquel hombre que se había aparecido en la habitación. Solo veía un lobo. Un lobo eterno.Esto la frustraba profundamente. ¿Realmente se estaba volviendo loca? ¿Acaso todo lo que veía dentro de ese laboratorio la estaba afectando más de lo que creía? No podía entender cómo había sido capaz de dejarse engañar por su propia imaginación. Se preguntó una y otra vez si todo lo que había presenciado aquella vez fue real o si simplemente lo había soñado.Durante mucho tiempo, siguió observándolo sin encontrar ninguna señal de que lo que había visto antes hubiera sido cierto. Ni una sola vez volvió a ver a ese hombre. Y empezó a pensar que tal vez lo había imaginado, que su mente le había jugado una trampa en medio de la noche, que todo había sido producto del cansancio o de un sueño demasiado vívido.Pero ento