Mundo ficciónIniciar sesiónLos ojos de mi hermano me escrutaban implacablemente. Debía encontrar una forma de suavizar la verdad sin mentir completamente. La lealtad familiar y el amor recién descubierto chocaban en mi interior, creando un torbellino de emociones que amenazaba con desbordarme. Nunca antes le había mentido a mi hermano sin importar qué me sucediera, pero esto era distinto.
—¿Me puedes explicar qué demonios quisieron decir con eso de que tienen que revisarte para saber si eres virgen o no, Diletta? —vociferó Nectáreo, haciendo que mirara aterrada a alrededor, temiendo que alguien más pudiera escucharnos. —¡Baja la voz, por favor! —supliqué en un susurro urgente—. Lo soy, estoy intacta. Es solo que... bueno, hubo algunos juegos, nada serio. No te enfades. Mira, el doctor Luigi me está llamando —y sin dar tiempo a que mi hermano me detuviera, salí corriendo, dejándolo perplejo y confundido sobre lo que estaba sucediendo conmigo. Pude ver que me seguía, pero se detuvo en seco






