Mundo ficciónIniciar sesiónCELIA:
Me quedé mirándole, sintiendo cómo el miedo y la adrenalina se mezclaban en mis venas como un cóctel explosivo. En qué lío me había metido al casarme con un Garibaldi, pero ahora ya no había vuelta atrás. Estaba en esto hasta el cuello, y más me valía aprender a nadar en estas aguas turbulentas llenas de mafiosos, brujas y sangre dorada, o me ahogaría. Tenía que volverme fuerte, tenía que hacer lo que hacía mi hermana Diletta en cuanto pudiera, porque esto no era un juego de niños. Yo era la mujer de un temible mafioso del cual estaba esperando un hijo al que debía defender aunque me costara la vida.
—Mi suegro —dije, mirándole a los ojos con toda la determinación que pude reunir—, por casualidad, ¿los Garibaldi entrenan a sus mujeres? No me mire así. Quiero poder proteger a mi bebé






