ALONSO:
Vittorio siguió leyendo la extraña letra de mi abuelo. Según lo que escribía, nuestra verdadera abuela, Rubicelda, había sido víctima de circunstancias terribles por heredar la sangre dorada, algo que no tenía su hermana.
—Espera, ¿qué quieres decir? Lee eso de nuevo —ordené de inmediato—. ¿Mi verdadera abuela tiene sangre dorada como mi Celia? —Por lo que dice aquí, sí —contestó mostrando el texto—. Esto es un gran descubrimiento, Alonso. Debes avisar a Fabrizio que cuide a todas las jóvenes Garibaldi. —¿Qué quieres decir? Ninguna de mis sobrinas tiene ese tipo de sangre, estoy seguro de eso. Mi hermano Luigi sacó el grupo sanguíneo de todos —dije con seguridad—. Los Garibaldi somos O positivo, pero deja que le avise a Fabrizio. Mand&ea