Miraba a Diletta, todavía incrédula por lo que le había hecho al descarado de Roger, algo que en mi interior también deseaba hacer. ¿Cómo se atrevió a hacerse pasar por su difunto hermano, que era mi prometido? Ya sabía que había algo extraño en él. Recordaba haber hablado con el verdadero Roger, que era muy inteligente; por eso no entendía cómo podía haberse vuelto tan torpe. Su padre lo justificaba atribuyéndolo a la pérdida de su hermano gemelo.
Corrí y me abracé a mi verdadera hermana, sin poder creer que durante toda mi vida había sufrido con Celeste, quien resultó no ser nada mío, mientras tenía una hermana que me defendía con tanta vehemencia como Diletta. La abracé, dando gracias a la vida por haberme reunido con mis verdaderos hermanos. Tenía que aprender a ser como ellos. Ambos eran mafioso