Un pesado silencio cae sobre la habitación. Celia parece palidecer, sus ojos se abren con shock. Diletta la mira con preocupación, apretando su mano en un gesto reconfortante. Nadie se atreve a moverse ni a respirar, dejando que las palabras floten en el tenso ambiente.
De pronto, Diletta se adelanta rápidamente, haciendo un gesto para que Celia se esconda en el baño. Sin más preámbulos, abre la puerta y mira fijamente a Roger, quien se queda pálido al verla. Antes de que pueda reaccionar, Diletta le propina un enorme puñetazo en la nariz, girando a toda velocidad y conectando con fuerza. Luego, le asesta una patada demoledora que lo lanza lejos de la puerta. Todos la miran atónitos, como si no la reconocieran. La Celia que conocen nunca habría sido capaz de semejante despliegue de violencia. Sus movimientos fueron certeros y letales.—¿Qué me miran? —pregunta D