Dante sintió el pánico de Luna explotar a través del lazo como fuego en sus venas. A través de su conexión, vio lo que ella veía: los guardias que habían traído para protección ahora avanzaban hacia ella y Zara, con ojos vidriosos, armas levantadas, controlados completamente por Malvora.
—¡No! —Dante gritó en voz alta, haciendo que Aria y Erik se volvieran hacia él alarmados.
—¿Qué pasa?— Aria preguntó urgentemente.
—Luna y Zara— Dante jadeó. —Malvora los está atacando. Tomó el control mental de sus guardias.
A través del lazo, Dante sintió cada momento de la batalla que se desarrollaba a kilómetros de distancia. Luna intentaba defender sin matar, sus ataques no letales rebotando a los guardias controlados sin herirlos permanentemente. Pero había demasiados.
Zara estaba atrapada en medio del ritual. No podía detenerse—interrumpir el proceso ahora significaría que el sello fallaría completamente y Malvora despertaría. Tenía que continuar, indefensa, mientras Luna peleaba sola.
—Necesi