SEGUNDO LIBRO DE LA BILOGIA “EL ARTE DE AMARTE". Annie creció, desarrollando la belleza heredada de su madre y tía. Volviéndose indomable, difícil y de un carácter tosco. Ya no quedo ni ceniza de la Annie dulce y noble de la niñez, se volvió toda una mujer, amargada y enojada con la vida. La rebeldía la caracterizaba en su mayoría, pero en el fondo seguía siendo ella. Logró entrar en la mejor universidad de arte de la ciudad, eso la mantenía entusiasta y muy elocuente. Amaba pintar y había llenado de murales la enorme mansión Silver-Boland. La vida de Annie comienza a pender de un hilo, cuando una gran verdad sale a la luz. Archie Lavlondè Silver, sobrino de Alessandro Silver, es alfa de la manada Lavlondè. Llega a la ciudad para estudiar finanzas y negocios, para poder asumir el puesto en la prestigiosa empresa de su padre. El multimillonario Adolff Lavlondè, por lo que su madre preocupada del adolescente, decide enviarlo con su tío. ¿Qué sucede cuando Archie encuentra a su mate en la sobrina de la mujer de su tío? ¿Y si Annie aborrece a Archie? ¿Por que no quiere un mate? ¿Qué ocurrirá entre esta rebelde adolescente y este dominante alfa?
Leer másSamuel lo piensa. Lo piensa. Lo asimila en la cama, lo medita en la ducha y lo repiensa en su habitación. Camina de un lado a otro. Debe salvarla ¿cómo va a permitir que su Elizabeth se case para siempre con una cucaracha como Eliot Slinder? Eso no debía ocurrir, ahora tenía en mente en que de verdad tendría que salvarla ya que ella se había visto obligada a casarse solo por el simple hecho de evitar que la exiliaran y ya.
La única forma de evitar un casamiento es la muerte de una persona de la pareja en cuestión. Samuel mira el arma como si la observara de más. El ser humano cuestiona siempre si debe hacer algo bueno o malo, lo piensa porque sabe que lo moral y ético que se inculca desde pequeño debe ser siempre respetado incluso cuando uno es grande, pero...siempre hay excepciones.
Se pone de pie y se marcha. Baja por las escaleras con paso lento, como si aún cuestionara lo que debe hacer. Silencia esa voz interior que intenta salvarlo a él de una locura, pero ¿quién se ha puesto a pensar en Elizabeth?¡Nadie! Ella debe ser salvada de ese matrimonio maldito. Porque sabe perfectamente que ella lo ama a él y punto. Siempre fue así. Sus familias sabían que tarde o temprano ellos terminarían juntos. Serian unos multimillonarios. Serian la pareja perfecta para el pueblo de The Sun.
¿Ashton?¿Ashton Ecker? Aquel joven conde cada tanto merodea por los pasillos y las mujeres lo rodean como gatas en celo. Para llamar su atención, para mirarlo a la distancia o simplemente calcular cuándo será el día en que su fortuna aumenta aún más de la que tiene.
Samuel siente envidia. No ha logrado que ninguna otra mujer lo mire como las jóvenes comen con la mirada al conde. La única que lo miraba así era Elizabeth. Su hermosa y perfecta Elizabeth.
Entonces los ve, Eliot está hablando con Ashton. Desconoce el motivo, no le interesa. No le importa. Solo le importa que Eliot ahora está de espalda hacia él. Llegando al último escalón de la escalera saca el arma del bolsillo de su chaqueta y apunta a la espalda de Eliot.
Pero Ashton lo ve. Ahora todo ocurre en cámara lenta. Ashton empuja a Eliot hacia un costado en un intento de salvarlo. Eliot cae al suelo, Ashton queda al descubierto y ahora nada tiene sentido.
La primera bala viaja directa a Ashton, exactamente al inicio de su brazo izquierdo. La segunda impacta en Eliot...pero la tercera, la última en llegar y con gran tardanza, va directo a la cabeza de Samuel .
Samuel entró en pánico. Asimiló en cuestión de segundos lo que acababa de hacer. Le importó un bledo dispararle a Eliot pero ¿al joven adinerado y poderoso Ecker?
Asesinarlo significaba años de cárcel y años de cárcel significaban estar lejos de Elizabeth y ser rechazado por ella. Por siempre y para siempre.
Ecker estaba en el suelo bañado de sangre y había caído al suelo. Eso fue el detonante, el ensordecimiento de los gritos aterrorizado de los presentes en el enorme salón para que Samuel decidiera quitarse la vida volándose la cabeza.
Una vida sin Elizabeth, eso es lo que pensó cuando Ecker terminó en el suelo junto a Eliot.Una vida sin ella, y con esas últimas palabras en su cabeza decidió dar el tiro final. Ese tiro en donde todo en su vida se esfumó. Ese tiro que provocó que su sistema se apagara poco a poco. Un ardor insoportable pero ya considerado como el final.
Era su último dolor, sus últimos sentidos corporales, sus últimos sonidos que ingresaban por su cabeza, la cual había sido torturada por un disparo. Un adiós hasta nunca más volver.
Las piernas de Samuel tiemblan y ya no cumplen la misma función que antes ya que, al apagarse causan que este caiga al suelo con los ojos abiertos y soltando un último aliento. Los gritos aumentan, pero él… simplemente él ya no los escucha.
Mi corazón latía muy rápido, no podía ni siquiera mirarlo a los ojos, él estaba aquí declarándome su amor y yo solo estaba usándolo a mi favor. Me moría de remordimiento, mis manos estaban sudando y no paraba de pensar en que haría, llene mis pulmones de aire y pensé muy bien en una respuesta que me diera más tiempo, tampoco quise herir a Archie, no se lo merecía. Pero ¿Cómo le hacia entender que no tenía cabeza para otra cosa que no fuera resolver toda la locura que se había desatado en mi vida? Dante clavó sus ojos en los míos, no los apartaba y entonces me tomó de las manos, abrió espacio y me abrazo con fuerza, repose mi mejilla en su pecho.—Vale, hasta yo me he asustado, tranquila…—alarga, deja un beso en mi cabello. —, sé que tengo que ser paciente contigo, principesa… es solo que te miró y me envuelven las ansias.—Dante, yo… solo necesito esperar a mi cumpleaños, creo que es la única pieza del rompecabezas que se volvió mi vida, ¿entiendes? —digo ahogando un suspiro, él asien
La pelea entre ambos trogloditas me estaba desesperando, se estaban lastimando y me sentía muy culpable, nadie parecía querer interferir, a lo lejos observé a Mar parqueando su presuntuoso auto negro, corrí despavorida hasta ella, al verme me sonrío y la tomé del brazo con fuerza llevándola a rastras hasta el gran ring que se había formado, me reprochaba que estaba siendo “grotesca”, pero ignorándola la seguí arrastrando, al verlos se quedo paralizada.—¿Qué está ocurriendo? ¿Se pelean por ti? ¿A que sí? —divierte y la miro mal.—¡Usa tu encantamiento! —exclamó con zarandeando sus hombros. —, Detenlos o se matarán, por favor. —pido y ella asiente repetidas veces, musita sus palabras en otro idioma y ambos quedan totalmente paralizados, respiro profundo. —, gracias, hadita.Todos bufan diciendo que “somos aguafiestas y arruinamos la diversión”, los miro con mis ojos entrecerrados y todos se dispersan para ir a sus clases, la pelea ha terminado o eso quería creer, Mar los desencanta cua
El sol resplandecía como nunca, brillando tanto hasta encandilar a cualquiera que se atreviese a mirarlo por mucho tiempo, los rayos que habían entrado por mi ventana, me hicieron despertar sin siquiera escuchar mi alarma. Tome una ducha y me vestí con lo primero que encontré, mis emociones seguían a flor de piel, había sido mucho para un día, visite a Hannah, me enteré de las verdaderas intenciones de “mi familia”, la muerte de Abby, la visita al cementerio, el ingreso de Mia al hospital, era mucho para procesar, ahora me sentía un poco menos abrumada, respire profundo y me observe en el espejo, mi cabello estaba reseco, debajo de mis ojos había bolsas oscuras, mi rostro estaba pálido sin color, lucía fatal. Decidí hacer algo por mí, tomándome el tiempo necesario para maquillarme un poco y arreglar mi cabello, luego de conseguirlo baje a desayunar con todos, ayer en la noche había decidido que no le contaría nada a Mia, todos habíamos llegado de la clínica bastante cansados como para
La brisa azotaba mi rostro con furia; y no era para menos, iba a 200k/h, no quería frenar, esquivaba a la perfección cualquier auto u obstáculo, mi mente estaba nublada, mi corazón consternado y mi consciencia me reprochaba el no haber salvado a Abby, pude haberla llevado a casa, estaba segura que si mi orgullo no me hubiese cegado tanto, ella estaría aquí, viva y ayudándome a buscar respuestas, otra amiga que perdía y por mi culpa, otra vez. ¿Acaso era tan horrible persona? ¿En qué me había convertido? Sentía que me ahogaba, mis manos estaban entumecidas y mojadas, me detuve en seco, casi chocando con un enorme árbol. Respire profundo, anochecía y era hora de enfrentar mi realidad, necesitaba decirle a Mia todo lo que había descubierto y preguntarle si ya lo sabia y por eso me sobreprotegía tanto, mi teléfono me sacó de mis pensamientos, lo rebusque en mi chaqueta y vi el nombre de Archie en la pantalla.—¿Qué quieres? —inquiero deslizando mi dedo por la pantalla, escuchó su respirac
Los años no habían pasado en vano para Hannah, lucía igual de mediocre que siempre. Su mirada vacía y su piel tan pálida, me recordaban los peores años de mi niñez. Tragando saliva y aclarando mi garganta, me prepare para enfrentarla. Ella solo me observaba, era como si le alegrase mi visita, pero al mismo tiempo le recordara lo miserable que es su vida aquí encerrada. ¿Cómo es posible que su abogado quiera sacarla? Es una delincuente, no hay esperanza para ella, sus decisiones siempre son erradas y sin sentido.—¿Madre? Puff, Hannah ambas sabemos que eso te quedo grande, demasiado, para ser honestas…—alargue atacándola, se removió con una sonrisa sarcástica. —, si crees que vine a hacerte visita social estas más loca de lo normal o en tu caso drogada…—ataque nuevamente, su sonrisa decayó y se sentó con postura seria.—¿A que viniste, Annie? —inquiere con seguridad. —, ¿A presumirme lo buena madre que es la idiota de Mía? ¿A presumir de tu perfecta vida? ¿O acaso quieres algo de mí? —
En todo este tiempo, no había conseguido respuestas, solo el doble de preguntas. ¿Cómo se suponía que lograría sacarme todas las dudas? Mi mente no descansaba desde hace mucho tiempo, vivía sobre pensando a diario, con una ansiedad muy paranoica y con bastante intención de encontrar la verdad. ¿Cómo haría que Mía me dijera todo lo que se ha guardado? ¿Cómo haría que Damián y mi padre hablaran también? Necesitaba de sus versiones de la historia, necesitaba respuestas o seguramente perdería la cordura para siempre.—¿No piensas responderme? —inquiere dante zarandeándome un poco, sacudo mi cabeza y fijo mi mirada en él. —, Ann me estas haciendo perder la paciencia… ¿Por qué carajos lo dibujaste a él y no a mí? —refuta con recelo, mientras yo trago saliva. Niego con mi cabeza y antes de responderle pienso muy bien, quería insultarlo y advertirle que no podía hablarme de esa forma sin recibir una consecuencia, pero también recordaba mi plan con mar, no podía fallarle a la hadita.—¿Por qué
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